El gremio de ANRACI mostró su preocupación ante los recientes incendios que se vienen presentando

El gremio de ANRACI mostró su preocupación ante los recientes incendios que se vienen presentando

El gremio de ANRACI mostró su preocupación ante los recientes incendios que se vienen presentando en el Valle del Aburrá, por esta razón hizo un llamado de prevención y concientización a las personas sobre el tema.

En materia de incendios hemos venido viendo el incremento sostenido en diferentes ciudades de nuestro país y esto ha conllevado a que las personas se vean expuestas a unos riesgos y unas amenazas que atentan contra su integridad física y en el caso del sector comercial e industrial en la continuidad del negocio. Por eso ANRACI está propiciando unos espacios para que la gente del sector de la protección contra incendios y de la gestión del riesgo puedan adquirir unos nuevos conocimientos, puedan compartir experiencias entre ellos y poder sumar hacia el mejoramiento de estos estándares en cuanto a la seguridad y a la protección.

Entendemos que en la industria hay un mayor riesgo por los productos que pueden manejarse, pero la mayor cantidad de incendios necesariamente se presentan en los hogares por la carencia de algunos instrumentos que ayuden a mejorar sus niveles de protección y de detección temprana del fuego para disminuir el riesgo contra su integridad física.

Intervención del Directo Académico de ANRACI y gerente de Fire Marshal de Colombia, José Manuel Maya: “Estamos llenos de incendios, esto no es relativamente nuevo, hace muchos años venimos incrementando la tasa de incendios entonces no podemos esperar a que sigan más muertos, más pérdidas, pérdidas materiales, pérdidas humanas, los invitamos a un evento académico muy especial para que aprendamos del riesgo, para que aprendamos a controlarlo, para que conozcamos alternativas de protección, la comunidad tiene el derecho a conocer sobre este tema y saber cómo protegerse resulta que simplemente ir a comprar algo que creemos que funciona, un extintor portátil como tal no es suficiente, tenemos que tener el conocimiento para saber cómo funciona, qué tipo de extintor debemos usar”.

Desde el 19 hasta el 21 de septiembre, se llevará a cabo en Plaza Mayor la Fire Expo Latam, la cual congregará a la comunidad en donde se expondrán las oportunidades de mejora que tiene la región sobre los incendios.

El 95% de los hogares y el 80% del comercio no cuenta con un sistema para apagar un incendio

El 95% de los hogares y el 80% del comercio no cuenta con un sistema para apagar un incendio

Teleantioquia – 18 de septiembre 2023

 

Según la Asociación Nacional en Protección contra Incendios el 95% de los hogares y el 80% del sector comercial no cuentan con un extintor o con un sistema automático para apagar un incendio

Según la agremiación en Colombia los incendios han aumentado de manera significativa a pesar de los esfuerzos y las nuevas tecnologías que han llegado al país para prevenir una tragedia uno de los porcentajes es el de la falta de prevención.

Intervención de José Manuel Maya, Director Académico de ANRACI y Gerente de Fire Marshal de Colombia: “Hemos hecho un análisis más del 85% del sector comercial está sin la protecciones adecuadas y a nivel residencial peor aún, más del 95% podríamos considerar que no cuentan con las protecciones contra incendios adecuadas”

Para la Asociación Nacional de Protección contra Incendios cargamos un extintor en el vehículo porque nos obliga la ley y en la mayoría de los casos no es por una voluntad preventiva.

Intervención del Ingeniero Maya: “En el carro lo tenemos porque es obligatorio según el reglamento, pero es tan preocupante no tenerlo como tener uno que no funcione. Entonces en las casas no nos los obligan entonces no lo tenemos y es igual de importante o más aún tenerlo en la casa”

Entre el año 2023 Antioquia ha enfrentado una serie de desafíos provocados por incendios. El Dagrad viene adelantando un trabajo de dotación y capacitación a los cuerpos de bomberos del departamento.

Intervención de Carlos Quintero, asesor Dagran: “Tenemos unos cuerpos de bomberos formados y capacitados, pero desde el Dagran nos hemos preocupado por el fortalecimiento a dichas instituciones no solo con formación académica sino también con elementos que permitan una adecuada atención”.

Según la agremiación tan solo en Medellín ya van 400 incendios y se cree que al cerrar el año la cifra sería aproximada a 800.

Conversatorio Fire Expo Latam 23

Conversatorio Fire Expo Latam 23

Conversatorio: Normalización en la protección contra incendios
Fire Expo Latam 2023 - Medellín, Antioquia, Colombia.

Moderador: Anraci. José Manuel Maya, Gerente Fire Marshal de Colombia

Temática: La normalización es una función muy importante para la protección contra incendios, por lo que dentro del conversatorio se abordarán dos cuestiones básicas ¿Por qué es necesaria la normalización en la protección contra incendios? y ¿Cómo lograr desarrollar un entorno normativo nacional que garantice seguridad para los usuarios? Cuestiones que serán atendidas por expertos pertenecientes a importantes organizaciones normalizadoras.

Invitados al conversatorio:

FM GLOBAL: David Morales.

INSTITUTO COLOMBIANO DE NORMAS TÉCNICAS Y CERTIFICACIÓN (ICONTEC): Luisa Pallares.

INTERNATIONAL CODE COUNCIL (ICC): José Roig.

NATIONAL ELECTRICAL MANUFACTURERS ASSOCIATION (NEMA): Fernanda Heredia.

UL STANDARDS & ENGAGEMENT (ULSE): Diana Rico.

Escríbenos a [email protected] o llámanos al 6044447597

¿Cómo reconocer si su proyecto está correctamente protegido contra incendios?

¿Cómo reconocer si su proyecto está correctamente protegido contra incendios?

¿Cómo reconocer si su proyecto está correctamente protegido contra incendios?

Por: José Manuel Maya

En la protección contra incendio con mangueras se identifican dos tipos de conexiones o de mangueras, las conocidas como Conexiones de mangueras (Hose Connection) y las Estaciones de manguera (Hose Station).

Las Conexiones de mangueras son válvulas de 2 ½ plg, instaladas en un sistema de tubería vertical ubicadas en las escaleras de los edificios, que se emplean para la conexión de la manguera contra incendios por parte de los bomberos municipales.  Solo los bomberos pueden utilizar las conexiones de manguera instaladas en los edificios para atender los eventos de incendio en edificios equipados con tubería vertical de suministro de agua. Los bomberos llevan las mangueras y los dispositivos necesarios para su empleo, por lo tanto, estas conexiones son de uso exclusivo de bomberos, lo cual debe ser señalizado en cada una de las válvulas.

Mientras que las estaciones de mangueras es un conjunto de elementos como porta mangueras o carrete de manguera, boquilla, manguera y conexión de manguera de 1 ½ plg, generalmente ubicados dentro de un gabinete. También son para uso del personal capacitado como la brigada de bomberos o del servicio de bomberos municipales. No están diseñadas para que las usen los ocupantes del edificio durante un escenario de incendio, lo único que deben hacer los ocupantes en caso de un incendio es evacuar de la instalación inmediatamente después de la notificación.

La gran mayoría de nuestros edificios están equipados con gabinetes de mangueras o estaciones de mangueras y algunos con conexiones de bomberos. Para que estos sistemas puedan ser efectivos en la atención de una emergencia se debe contar con ciertas condiciones, entre las que se encuentra, primero, que exista un cuerpo de bomberos que, aunque parece obvio, muchos municipios no cuentan con estas instituciones fundamentales para la atención de emergencias y segundo, para el caso de las estaciones de mangueras o gabinetes de manguera que se disponga de brigadistas. La protección contra incendios con mangueras se clasifica como una protección manual es decir siempre requiere de personas para su uso, y en este caso de personas con el entrenamiento adecuado, mientras no se disponga del personal entrenado para su uso se considera que no se cuenta con este tipo de protección.

Cumpliendo con este requisito se debe disponer de dos características fundamentales para la correcta atención de emergencias: presión y caudal de agua suficientes para atender emergencias. El suficiente se define por normas técnicas construidas por consenso, con el análisis de cientos de emergencias y donde varios comités técnicos responsables por revisar y actualizar las normas de conexiones de manguera (NFPA 14), establecen las condiciones mínimas y máximas para la atención de emergencias con mangueras, así:

Para conexiones de mangueras, identificadas en la norma como sistemas Clase I, se requiere un caudal mínimo de 250 gpm por conexión de manguera, y que, para el caso de un edificio, se consideran dos conexiones simultáneamente en un taco de escaleras y una adicional en el otro taco, por lo tanto, el caudal mínimo por sistema Clase I serán 750 gpm. Igualmente se establecen presiones mínimas y máximas para el correcto uso de las mangueras, mínimas para que se genere un chorro de agua suficiente para poder acceder al lugar del incendio (100 psi) y máxima para que pueda ser manipulada la manguera por las personas entrenadas (175 psi). Se considera que tener conexiones de manguera por encima de los 175 psi se convierte en un riesgo para los bomberos su manipulación.

Por otro lado, para las estaciones de mangueras (gabinetes) o sistemas Clase II, se requiere un caudal mínimo de 100 gpm con unas presiones mínimas de 65 psi y máxima de 100 psi. Esta presión máxima es muy crítica, puesto que estas conexiones Clase II están diseñadas para que las manipule una sola persona con el entrenamiento adecuado, por lo tanto, tener mangueras por encima de los 100 psi es un riesgo durante la atención de emergencias y más aún en un contexto donde cualquier persona puede tener acceso a estos equipos y sin el entrenamiento y con presiones en exceso pasan a ser parte de la emergencia.

Una condición muy particular en los edificios altos o las redes de incendio muy extensas, es que se requieren grandes presiones desde la fuente para lograr llegar a la parte más alta o lejana del edificio. Por requerimientos normativos, donde la presión exceda los máximos establecidos, esta debe ser regulada, para no poner en riesgo a los operarios, así como también, en el caso de los sistemas Clase I, regular la presión estática a un máximo de 175 psi, para que la válvula pueda ser operada, pues se da el caso de presiones tan altas que no es posible ni abrir las válvulas.

Todas estas situaciones no pueden ser validadas durante una emergencia, deben ser revisadas y corregidas desde el mismo instante de la instalación de la red de protección contra incendio, o si nunca se ha hecho, esta es la oportunidad para realizar estas validaciones y no esperar la emergencia para saber si contamos con suficiente presión o caudal o con exceso de presión para la atención de emergencias.

La regulación de la presión se puede realizar en cada una de las conexiones que tengan exceso o desde el mismo diseño con la configuración de una red que se puede distribuir en dos secciones, una sección de alta, para las conexiones de manguera más lejanas y un circuito de baja (regulada por un solo dispositivo) para las conexiones más cercanas. Esta última configuración es válida cuando fue concebida desde su diseño, pero en redes existentes donde se identifican estos inconvenientes de exceso de presión se debe regular en cada punto con la implementación de válvulas especialmente diseñadas para este fin.

Para el caso de las condiciones mínimas, tanto de presión como de caudal, no se cuenta con dispositivos especiales que mejoren esta situación diferente a cambiar la fuente de suministro, es decir se requiere el cambio de la bomba contra incendios.

Hace algunos años lanzaron en la televisión una campaña de sensibilización debido al incremento de sucesos donde estaban involucrados menores de edad, donde se invitaba a los padres de familia a preguntarse ¿sabe usted donde están sus hijos en este momento? pues hoy invitamos a los administradores de propiedades y a usuarios finales a preguntarse ¿sabe usted con que presión y caudal cuenta su red contra incendios?

¿Qué son esas conexiones de agua que se ven por toda la ciudad?

¿Qué son esas conexiones de agua que se ven por toda la ciudad?

¿Qué son esas conexiones de agua que se ven por toda la ciudad?

Por: José Manuel Maya

Este artículo hace parte de nuestro compromiso de ir entregando tips sobre sistemas de protección contra incendio al usuario final. Buscamos que sean conceptos familiares para que el usuario pueda tener un mejor criterio sobre las inspecciones de su propio sistema y considerar si está en correctas condiciones o si se debe mejorar con el apoyo de expertos.

Hoy les compartimos el tema de la siamesa o conexiones del departamento de bomberos.

Se entiende por Siamesa o Conexión del Departamento de Bomberos, una conexión, conformada por dos entradas de 2 ½ plg., a través de la cual el departamento de bomberos puede bombear agua “suplementaria” al sistema de rociadores, tubería vertical u otros sistemas de protección contra incendios a base de agua, complementando así los suministros de agua existentes (NFPA 24, 3.3.6).

Como se indica en la definición, la siamesa es para suministro suplementario de agua, es decir en caso de que falle o no sea suficiente con el suministro primario que debe tener la red, como bomba y tanque.

Por otro lado, las conexiones del departamento de bomberos deben disponer de un hidrante como fuente de agua para el camión de bomberos, y en caso de que no se cuente con un hidrante, se deben utilizar otras fuentes de suministro de agua, como un lago, un tanque o un depósito, puesto que la capacidad de almacenamiento de un carro de bomberos es muy limitada para atender una emergencia de grandes magnitudes.

Las conexiones de bomberos deben tener tapas que protejan la rosca y que impidan el ingreso de material extraño al interior de las conexiones. Condición difícil de lograr pues al estar ubicas en lugares públicos y de fácil acceso para los bomberos, también son de fácil acceso para los amigos de lo ajeno.

Estas conexiones deben ubicarse a no menos de 18 pulgadas (450 mm) y no más de 4 pies (1,2 m) por encima del nivel del piso, para que permita una manipulación de los accesorios y herramientas que utilizan los bomberos para realizar la conexión de las mangueras.

Deben disponer de un accesorio giratorio de rosca interna estándar NH que permita la conexión con la manguera de bomberos.

Entre la conexión de bomberos o siamesa y  la tubería de la red del edificio solo debe existir una válvula de retención listada (cheque), no se deben instalar válvulas de control o de corte en la tubería entre la válvula de retención y la conexión a la red del edificio.

Las conexiones de bomberos deben ubicarse adyacentes a una calle o una ruta de acceso para permitir la accesibilidad de los vehículos de bomberos y deben estar señalizadas con un letreros de la siguiente manera:

1. El letrero deberá tener letras en relieve o grabadas de al menos 1 pulgada (25 mm) de altura en una placa o accesorio.

2. El letrero indicará el tipo de sistema al que se destina la conexión (rociadores, mangueras, sistemas secos autorizados)

Cuando la presión de demanda del sistema exceda los 150 psi (10,3 bar), un letrero ubicado en la conexión del departamento de bomberos debe indicar la presión de entrada requerida.

Cuando una conexión remota del departamento de bomberos solo suministre una parte de un edificio, se deberá adjuntar un letrero para indicar la parte del edificio suministrado.

Cuando una conexión remota del departamento de bomberos da servicio a varios edificios, estructuras o ubicaciones, se debe proporcionar un letrero que indique los edificios, estructuras o ubicaciones a las que se presta servicio.

Entendiendo ahora qué son las siamesas o conexiones del departamento de bomberos, empezará a detallarlas en las calles, en las fachadas de edificios y oficina, y sabrá que gracias estos elementos se pueden salvar muchas vidas, por lo tanto hay que cuidarlas y mantenerlas despejadas para su correcto uso.

Edificaciones seguras, responsabilidad de todos

Edificaciones seguras, responsabilidad de todos

Edificaciones seguras, responsabilidad de todos

Por: José Manuel Maya

¿Cómo identificar si una edificación es segura contra incendios?, la respuesta se fundamenta en el conocimiento y análisis de muchos eventos ocurrido a lo largo de la historia, en el estudio de causas y daños por parte de comités técnicos interdisciplinarios que analizaron qué pasó, en qué se falló y qué hacer para que no vuelva a ocurrir. Las conclusiones por consenso se plasman en unas normas o códigos con los requerimientos mínimos para considerar una edificación segura contra incendios.

Por lo tanto, las normas son requerimientos mínimos, no máximos como lo interpretan algunas personas, son las condiciones mínimas para poder considerar una edificación segura para las personas en caso de incendios o emergencias similares. 

La efectividad de estos requerimientos de seguridad a su vez se fundamenta en el cumplimiento de cuatro pilares, así:

1. Un buen diseño

2. Una buena instalación

3. Un correcto mantenimiento

4. Conocimiento de los sistemas

Asumiendo que los tres primeros pilares los realizan expertos en la materia, bien seleccionados, con la experiencia suficiente, un buen reconocimiento, y donde el precio no sea el único factor de selección, el cuarto pilar es una responsabilidad del usuario final, puesto que del correcto uso de los sistemas depende su efectividad. Cosas tan elementales como saber que las puertas de las escaleras de emergencia deben permanecer cerradas para evitar que el humo o el fuego ingrese a las rutas de evacuación en caso de presentase una emergencias, cosas como saber que el uso de una manguera contra incendio requiere de personal entrenado, saber que el manejo de los extintores requiere una formación, y conceptos mínimos de inspección para verificar que los sistemas disponibles sí estén en condiciones de operar correctamente en caso de ser requeridos. Por lo tanto, es muy importante como usuario final conocer y saber del funcionamiento de los sistemas de protección contra incendios y seguridad humana con que cuenta la edificación.

 

Por otro lado, en Colombia ya existe una ley que obliga a diseñar y construir edificaciones seguras, (Ley 400 y norma NSR-10) por ende el usuario final tiene el derecho a exigir que la edificación que vaya a habitar, o su lugar de trabajo o la bodega de sus productos estén construidas con los requerimientos de obligatorio cumplimiento en Colombia. Cuenta con el apoyo de bomberos, de las compañías de seguros o consultores especialistas en el tema para validar el cumplimiento de los requerimientos de seguridad en las edificaciones.

Próximamente estaremos publicando aquí, en nuestro sitio web, algunos artículos que le servirán para la inspección y verificación del correcto estado y uso de los equipos y componentes que conforman su sistemas de protección contra incendio. También publicaremos contenidos sobre los requerimientos en seguridad humana según el tipo de edificación y cómo se pueden clasificar como seguras. Gracias.

www.firemarshal.com.co

Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia NSR-10 / Títulos J y K

Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia NSR-10 / Títulos J y K

Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia, NSR 10 títulos J & K

Por: José Manuel Maya

Una condición particular que todo arquitecto o ingeniero debe tener presente durante el diseño o construcción de una edificación es la seguridad de las personas al interior de esta, y con qué medios de protección se cuenta en caso de presentarse una emergencia. En particular, el medio primario, fundamental, para la seguridad de las personas al interior de una edificación es poder salir oportunamente en una emergencia, y específicamente cuando se presenta un incendio. La seguridad de las personas frente a este tipo de emergencia se fundamenta en poder salir de la edificación (llámese casa, colegio, teatro, iglesia, oficinas) y dejar el control del incendio a los medios disponibles o al personal entrenado para ello.

Esta situación es relativamente fácil de resolver para edificaciones de un piso e incluso, de dos; toda puerta o ventana servirá como medio de salida. Sin embargo, a medida que se construye con más altura las condiciones de salida se van complicando. La tendencia ha sido contar con un solo medio de acceso a los diferentes niveles de la edificación, lo que significa un solo medio de egreso o salida. Y si en una eventualidad o emergencia se encuentra incluido el único medio de salida, las opciones disponibles de salir no son muchas. 

La historia nos ha dado muchos ejemplos de edificaciones incendiadas con insuficientes medios de salida. Podríamos aquí hacer un amplio recuento de todo tipo de edificaciones que se han visto involucradas en estas emergencias, y en las cuales los medios de salida no han sido suficientes para las personas que han estado en su interior. Son lamentables las consecuencias en la pérdida de vidas humanas. No se trata sólo de una o dos las víctimas mortales; en muchas ocasiones son cientos de personas las que han muerto en esos incendios.

Es un precio muy alto que ya han pagado otros. No tiene sentido repetir la historia y volver a pagar el precio de algo que ya debemos haber aprendido. Las grandes catástrofes dejan enseñanzas y condiciones de mejoras, que son evaluadas por expertos en el tema, para ser plasmadas en los diseños y ejecutadas en los procesos constructivos de las edificaciones, para que no vuelvan a suceder.

No es exagerar, como dicen algunos. Se trata de mejorar las condiciones para garantizar la vida humana. Y esto se logra cuando las personas pueden salir fácilmente de las edificaciones en el momento de una emergencia. 

“Las grandes catástrofes dejan enseñanzas y condiciones de mejoras, que son evaluadas por expertos en el tema, para ser plasmadas en los diseños y ejecutadas en los procesos constructivos de las edificaciones, para que no vuelvan a suceder”.

La tecnología de protección de las personas al interior de las edificaciones ya existe. Es posible construir grandes edificios seguros, desde que se sigan los requerimientos indicados en las normas respectivas. Como dicen los ingenieros de protección contra incendio: son normas y códigos escritos con sangre –basados en las muertes de miles de personas–, con el análisis de en qué se falló y cómo se puede mejorar para que esto no vuelva a suceder.

Historias que han demostrado que las puertas circulares no son un medio de salida, que los ascensores no son adecuados para salvar personas, que la terraza no es un medio de salida, que el sótano no es un lugar seguro. Algo tan simple como saber que la condición básica de protección de personas al interior de una edificación es contar con dos medios de salida; y si uno falla, queda el otro. Y estos medios de salida deben ser seguros; es decir, no los puede afectar el incendio, no les puede entrar el humo; y que las personas que están más arriba del lugar donde ocurrió el incendio puedan salir por estas escaleras, sin exponer su vida. Por lo tanto, deben ser escaleras cerradas hacia el edificio, que estén protegidas.

En Colombia también han ocurrido grandes catástrofes. El incendio del edificio de Avianca (1973), las pérdidas de las plazas de mercados en muchos municipios, grandes bodegas, estaciones de almacenamiento de combustible. Incluso, hay historiadores que aseguran que muchos parques principales de nuestras ciudades han sido remodelados tras grandes incendios. 

La historia de Colombia sobre seguridad humana se divide en dos: antes y después de 2010, cuando se establece la obligatoriedad del cumplimiento de la Norma Sismo Resistente, NSR-10, en la cual se incluyen dos títulos, J y K, que fijan los requerimientos obligatorios para construir edificaciones seguras.

Antes de 2010 no existía prácticamente nada. La ley indicaba que toda edificación debía contar con rociadores automáticos y/o extintores portátiles, es decir se ponían los rociadores al mismo nivel de los extintores, siendo ambos elementos de seguridad importantes, pero para cosas muy distintas. Por lo tanto, con implementar extintores portátiles ya estábamos cumpliendo los requerimientos legales. La NSR-10, mal que bien, nos tiene hablando de seguridad para las personas.

Una norma reconocida por algunos y despreciada por muchos, no solo en la actividad de la construcción, sino que también en el sector de la seguridad contra incendio, porque apareció en medio de las normas ya inventadas, aprobadas, verificadas en muchos eventos en los cuales han sido efectivas.

Pero como en Colombia nos gusta reinventar lo ya inventado, contamos con esta norma que solo existe aquí, que tiene sus falencias, pero la realidad es que en el fondo logra el objetivo: proteger a las personas al interior de las edificaciones. Mientras no exista otra norma de obligatorio cumplimiento es la que debemos seguir y cumplir. Así se garantizan mejores condiciones para proteger a las personas frente a las emergencias ocasionadas por incendios, sin tener que esperar la ocurrencia de esas catástrofes para preguntarnos qué podríamos haber hecho mejor.

Protección contra incendios con dióxido de carbono y agentes limpios

Protección contra incendios con dióxido de carbono y agentes limpios

Protección contra incendios con dióxido de carbono y agentes limpios

Por: José Manuel Maya

En los aspectos generales de la protección contra incendio siempre se ha asociado el uso del agua como principal agente extintor, se considera uno de los recursos más importantes, principalmente por su gran capacidad de absorber el calor y por su disponibilidad para atender emergencias. Sin embargo, existen algunas situaciones donde el empleo del agua no es la mejor solución, por ejemplo, en los incendios de menor tamaño o los que son generados por materiales que reaccionan de manera negativa con agua, como el aceite. Tampoco se utiliza donde pueda haber una afectación a equipos de alto costo, o donde hay presencia de corrientes eléctricas, líquidos inflamables y combustibles. En los contextos anteriores incluso se podría utilizar agua con ciertas restricciones, pero si se consideran otros aspectos, que evidenciaremos más adelante, es preferible utilizar otros medios de extinción con un principio de acción diferente al del agua.

La principal característica del agua en el control de incendios es su capacidad de absorber calor, de robarle la energía al incendio y frenar su expansión, controlándolo hasta poder apagarlo por completo. Las otras alternativas de control de incendios se basan en otros principios que igualmente apagan el fuego, como reducción de oxígeno (sin oxigeno no hay combustión), aislamiento del combustible e incluso inhibición de la reacción química, estos últimos podrían ser considerados entre los más efectivos.

La reducción de oxígeno es una opción donde se sustituye dicho elemento, por otro gas inerte a la combustión, evitando así la continuación del proceso químico. Este proceso de extinción solo funciona en espacios confinados, pues en un espacio abierto no hay forma de diluir el oxígeno. Por ejemplo, el dióxido de carbono o CO2 se puede descargar en un espacio reducido en una concentración que desplaza el oxígeno, evitando así la continuación de la combustión. Este proceso tiene ciertas ventajas, por ejemplo que no deja residuos, no moja, es fácil de conseguir, pero su gran debilidad es que baja el nivel de oxigeno casi a cero y no es viable la respiración del ser humano, por lo tanto esta técnica de extinción es aplicada únicamente en espacios normalmente no ocupados, donde se pueda dar una descarga de CO2 sin que se encuentren personas en el interior del espacio protegido y así se pueda lograr su objetivo de apagar el incendio. Dicha metodología de extinción se conoce como inundación total con gas, donde se requiere garantizar que durante la descarga del gas el cuarto esté completamente cerrado y en el caso del CO2, que las personas puedan salir antes de la descarga (pre-alarma).

Esto es diferente a la acción de un extintor portátil de CO2, donde la descarga del gas se hace en un lugar específico, una aplicación local, allí se diluye el oxígeno sobre un conato de incendio, no hay una inundación total, por lo tanto, no se pone en riesgo a las personas, incluso ni siquiera si se descarga el extintor en un cuarto cerrado puesto que la concentración en volumen del CO2 no alcanza a diluir el oxígeno de todo el cuarto.

El CO2 no es tóxico, como consideran algunos, su peligro para el ser humano se basa en la dilución del oxígeno cuando se descarga en grandes cantidades, pero se confunde con su hermano menor, el monóxido de carbono CO que sí presenta condiciones de toxicidad y que es un subproducto de la combustión, el CO es el que mata muchas personas en los incendios, incluso más que el fuego.

Por otro lado, existen los agentes limpios que funcionan bajo el mismo principio de inundación total y se dividen en dos grupos, los que actúan igualmente por dilución del oxígeno y otros que actúan por inhibición de la reacción química o por enfriamiento. El concepto de agentes limpios surge de su condición frente a la protección ambiental, puesto que se demostró que la primera generación de gases utilizados para el control de incendios, los halones, eran muy perjudiciales para la capa de ozono.

Actualmente la clasificación de agentes limpios está determinada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), quienes someten a estudio y análisis los diferentes tipos de gases y se determina su afectación tanto en la capa de ozono como su participación en el recalentamiento global, según esto, cada gas recibe o se le niega la clasificación de agente limpio. Por lo tanto, el concepto de agente limpio es un término genérico, que es mal empleado en ciertos sistemas de extinción como extintores o cilindros que en su referencia al contenido solo indican “Agente Limpio”, sin especificar cuál es el gas que en realidad se encuentra contenido. Conocer la referencia química del gas es muy importante para identificar si se encuentra marcado como agente limpio en la lista aprobada por la EPA e indicada en la norma NFPA 2001. En la práctica profesional se ha encontrado extintores marcados como “Agente Limpio” y en su interior se encuentra harina de trigo que es altamente explosiva cuando está en suspensión en el aire.

El grupo de agentes limpios que funcionan por dilución de oxígeno presentan una condición ventajosa frente al dióxido de carbono, con la correcta cantidad de descarga del gas extintor se disminuye el oxígeno a niveles en los cuales no hay combustión, pero mantiene un nivel de oxígeno suficiente que permite la respiración del ser humano. Se considera que a nivel del mar se encuentra un 21% de oxígeno en el aire, por debajo de un 15% no hay combustión y el ser humano puede respirar por encima del 10%. Por lo tanto, si un agente limpio logra bajar el nivel de oxígeno hasta un 12%, no habrá combustión y el ser humano podrá respirar. De todas maneras, por seguridad, independiente del tipo de gas, siempre se debe realizar una evacuación de las personas del cuarto protegido antes de que se dé la descarga del agente extintor. Este tipo de gases que trabajan por reducción de oxígeno se conocen como gases inertes, puesto que todos los aprobados hasta el momento son gases naturales puros o en mezclas definidas.

El otro grupo de agentes limpios lo conforman unos gases y líquidos creados por el hombre, conocidos como agentes halocarburos, son productos químicos que actúan sobre la llama, interrumpiendo el proceso y algunos de ellos con capacidad de enfriar sin mojar. Son excelente extintores, trabajan a menos presión que los gases inertes y se requiere menos cantidad de agente para el mismo volumen a proteger.

La inversión inicial para la implementación de cualquier agente limpio son los equipos que se utilizan en la protección de cuartos y que tienen contenidos de alto costo, que justifican el nivel de inversión. Algunos de estos elementos son las válvulas, los cilindros, las boquillas de descarga, los sistemas de control de última tecnología. En el caso de los sistemas de inundación con gases inertes, probablemente requerirán mayor número de cilindros, trabajarán a mayores presiones, con tuberías de mayor espesor y requerirán unas pruebas de estanqueidad y de resistencia del cuarto que se pretende proteger. Mientras que los halocarburos requieren menor número de cilindros, trabajan a menores presiones y las especificaciones de resistencia son diferentes. Una de las diferencias más significativas entre los dos grupos es el costo de recarga, que para el caso de los halocarburos se hace similar a la inversión inicial de la instalación, este alto valor solo lo descubren algunos usuarios una vez solicitan la recarga o porque debido a una descarga accidental deben volver a carga y en la mayoría de los casos se sorprenden del valor, por ende, es importante conocer este dato cuando se hace la inversión.

La efectividad de los agentes limpios en el control del incendio está demostrada, pero cobran aún más valor si se actúa de manera rápida para lograr el menor daño posible por fuego en los elementos protegidos, es decir la velocidad de respuesta depende de la velocidad de detección del fuego y de generar el protocolo de descarga. Los sistemas de inundación total con agentes limpios van acompañados preferiblemente de sistemas de detección temprana, como son los sistemas de muestreo de aire, o sistemas de tecnología láser, que logran identificar un incendio en su etapa incipiente mucho antes que otros sistemas convencionales.

Es importante aclarar que se requiere la aprobación del fabricante de cada gas para el diseño e instalación de los sistemas de inundación total con agentes limpios, de cualquiera de ellos, sea gases inertes o agentes halocarburos. Esto es una medida para garantizar que se cumplan las concentraciones necesarias para apagar el incendio y no poner en peligro a las personas. También para velar por que se utilicen los materiales adecuados, pues un mal diseño puede poner en riesgo a las personas o incluso puede ser no efectivo en el control del incendio si no se siguen las recomendaciones de los fabricantes, de ahí la importancia de que el proveedor que se seleccione para su suministro (diseño y montaje) se encuentre aprobado por el fabricante del gas respectivo.

Como conclusiones generales:

1. La extinción con dióxido de carbono es una metodología utilizada y aprobada, no está prohibida como consideran algunos, su uso, diseño e instalación está indicado en la norma NFPA 12, Standard on Carbon Dioxide Extinguishing Systems y se puede utilizar mientras se cumplan todos los protocolos de seguridad para las personas, indicados en la norma.

2. Los agentes limpios corresponden a productos amigables con el medio ambiente, identificados en la norma NFPA 2001, Standard on Clean Agent Fire Extinguishing Systems. Se debe considerar que en el medio se comercializan varios productos que utilizan erróneamente el concepto de agente limpio y adicionalmente los venden a costos similares a los de los agentes limpios, sin serlos.

3. Para todo tipo de protección por inundación total, sea CO2 o agentes limpios, es muy importante la idoneidad del instalador, que realmente sea reconocido por el fabricante o creador de la tecnología que se pretende utilizar.

El consenso de la protección contra incendios

El consenso de la protección contra incendios

El consenso de la protección contra incendios

Por: José Manuel Maya

La principal condición de protección de las personas al interior de una edificación durante una emergencia de incendio o algo similar, es que puedan salir oportunamente. Así de sencillo, ahora la cuestión es saber qué es oportuno, no es necesariamente rápido o veloz.

En muchas ocasiones la rapidez en la salida puede generar más problemas, como es el caso de salir en desbandada, pues se pueden presentar atascamientos por tratar de salir todos al mismo tiempo, por una misma puerta o por un pasillo, e incluso se pueden generar atropellamientos con lesiones graves o muertes.

Lo fundamental está en tener salidas seguras. Lo oportuno es que las salidas como tal sean seguras, sin humo, sin fuego y que conduzcan directamente al exterior de la edificación, es decir a la vía pública.

En el caso de una edificación de un solo piso la salida se puede considerar relativamente fácil, buscar la puerta de salida o en un caso extremo una ventana. Esto se podría aplicar hasta dos pisos, que las personas puedan salir de forma oportuna antes de que las afecte el humo o el fuego.

Para el caso de los edificios altos la salida es más compleja, precisamente por la altura ¿cómo se aplicaría el concepto de salida segura en estos casos? es necesario proteger la salida, es decir, proteger el taco de escaleras o los tacos de escaleras, de tal manera que estén separados del edificio con muros y puertas que impidan el paso del humo y del fuego al interior de la escalera, logrando así que las personas puedan salir de una manera segura. Aquí lo importante no es el tiempo de salida, sino que todas las personas salgan.

En las salidas para edificios altos siempre se debe disponer de dos opciones de salida, de tal manera que, si una está obstruida porque para llegar a ella hay que pasar por el incendio, siempre se tiene otra alternativa, preferiblemente en una ubicación opuesta a la anterior. Si ambas salidas están juntas o muy cercanas no es una alternativa la una de la otra, se considerarán una misma salida. Por lo tanto, las salidas deben estar separadas ¿qué tanto? todo lo posible, considerando una distancia máxima de recorrido. Por otro lado ¿qué tan cerca pueden estar? se considera que deben estar separadas por lo menos la mitad de la diagonal del piso al que sirven. Podrían estar un poco más juntas, hasta un tercio de la misma diagonal, para ser consideradas salidas separadas y solo si el edificio cuenta con protección automática contra incendios.

Todas estas consideraciones salen del estudio de muchos incendios ocurridos a lo largo de la historia, donde un comité de expertos de diferentes especialidades: diseñadores, constructores, bomberos, fabricantes, ingenieros y arquitectos, se reúnen para analizar lo que pasó y revisan en qué se falló. Esto se hace principalmente cuando se presentan pérdidas humanas, para que así, por consenso, se complemente una norma o código con las conclusiones o requerimientos mínimos que deben tener los diferentes tipos de edificaciones para ser consideradas como seguras para las personas.

Estos códigos no incluyen las explicaciones o el porqué de las cosas, solo las conclusiones, por lo tanto, no son documentos para cuestionarlos, no son para discutir si son muy estrictos o no, o si son muy exagerados como decimos por aquí. Esa discusión ya se dio en un comité técnico durante un proceso de validación y valoración, por lo tanto, en el código únicamente se indican los requerimientos como los aquí mencionados.

Entre algunos de los eventos analizados por el comité técnico del Código de Seguridad Humana de la NFPA (National Fire Protection Association), conocido como NFPA 101, se encuentra un incendio en Nueva York ocurrido a principios del siglo XX, en un edificio construido a prueba de incendios, el Triangle Shirtwaist, edificio en mampostería que demostró su capacidad de resistencia al fuego en un evento ocurrido el 25 de marzo de 1911, el edificio soportó el incendio sin colapsar, diferente a otros edificios en madera, comunes en esa época. El edificio aún existe, en general el comportamiento de la estructura durante el incendio estuvo bien, excepto por una cosa, el edificio era una trampa mortal para las personas, pues sus ocupantes no tuvieron por donde salir, fue el desastre con más víctimas mortales en la historia de la ciudad de Nueva York en el siglo XX. El fuego causó la muerte de 146 personas: 129 trabajadoras y 17 trabajadores, dejando otras 70 heridas. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes inmigrantes de Europa del Este e Italia, que tenían entre catorce y veintitrés años. Por las mujeres que murieron en este incendio, este día tuvo grandes repercusiones en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer. (Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York, s.f.).

A raíz de este evento las autoridades se reunieron para analizar en qué se falló y se construyó el Código de Seguridad Humana, NFPA 101. Posteriormente con una serie de eventos ocurridos en los años 40 se fue complementando e incluyendo requerimientos para garantizar la seguridad de las personas al interior de las edificaciones. Tales como considerar que las puertas giratorias no son una vía de escape, pues se bloquean si varias personas tratan de salir por ambos lados simultáneamente, por lo tanto se requiere que toda puerta giratoria cuente con puertas de alas en su costados. No es exagerar, es proteger a las personas.

Otros ejemplos es que recientemente varios incendios en discotecas han demostrado que no se deben realizar fuegos pirotécnicos en espacios cerrados y especialmente cuando están acompañados de decoración combustible, como fue el caso de la discoteca The Station Nightclub, en West Warwick, Rhode Island, al sur de Boston, donde en un concierto de una banda de rock llamada Great White se encendieron varias bengalas en el escenario, y en cuestión de segundos se prendió la decoración y en menos de tres minutos todo era un infierno, 100 personas no tuvieron por donde salir. Continuamente la historia se repite, el alto precio pagado por unos no ha sido suficiente para evitar eventos similares y parece ser que preferimos repetir la historia.

Algunos de estos requerimientos de seguridad humana están indicados, en términos generales, en la ley colombiana vigente para la protección contra incendio y seguridad humana, aplicable a edificaciones nuevas, la norma NSR-10, títulos J y K. Dicha norma cuenta con algunas variaciones para los edificios residenciales, que se espera que en futuras actualizaciones de la norma sean corregidas, por ejemplo la no exigencia de rociadores en edificios altos de apartamentos.

Retomando el concepto de salida segura, se presentan casos particulares donde su aplicación no es tan sencilla como parece, como es en los hospitales, donde las condiciones de movilidad de los pacientes son limitadas y no se pueden aplicar los mismos criterios para todos los ocupantes. Otro caso particular son las cárceles, donde la salida segura a vía pública probablemente no sea la mejor opción para todos.

En estos casos particulares el Código de Seguridad Humana considera aspectos que no están incluidos en la ley colombiana, pero que fueron especificados para la seguridad de todas las personas al interior de este tipo de edificaciones. Algunas de estas alternativas son las barreras de cierre automáticas para el caso de los hospitales, estas dividen el piso en dos secciones, de tal manera que se pueda hacer una evacuación horizontal, desde la sección afectada hasta la zona segura. Existen requerimientos que son exigidos para obtener certificaciones internacionales como lo es Joint Commission, se trata de la evaluación del cumplimiento de las medidas de seguridad humana y protección contra incendio en hospitales. Esta certificación la tiene por lo menos un hospital en Colombia.

Para el caso de las cárceles se plantea la opción de protección de las personas en caso de una emergencia de incendio, desplazando la población carcelaria de una sección a otra, que en nuestro medio probablemente no sea aplicable por el hacinamiento. En la cárcel La Modelo, de Barranquilla, han ocurrido incendios en el 2014 y 2017, en ambas ocasiones murieron 17 personas.

Así mismo en el Código se encuentran requerimientos de seguridad para hoteles, colegios, edificios de apartamentos, grandes superficies de ventas, oficinas, industria, bodegas, entre otros.

 

Los costos de la implementación de los requerimientos de seguridad aparentemente son altos, pero frente a la protección de las personas el concepto alto es cuestionable. Si estos costos son considerados desde el diseño de los proyectos de construcción, pasarán a ser un porcentaje menor del valor total del proyecto.

Los costos de inversión sí que son altos cuando los requerimientos de protección son incluidos posteriormente a la valoración de un proyecto, con su punto de equilibrio ya definido. Peor aún, cuando son aplicados en edificios ya construidos, entre estos requisitos mínimos de protección se encuentran el doble taco de escaleras protegidas, separadas y la red de protección contra incendio.

En algún momento, conversando con un constructor, le hacía la sugerencia de que considerara la protección de la vida en sus proyectos como un plus, un elemento diferenciador frente a sus colegas y él me comentaba que eso no es un elemento diferenciador, que hacer edificaciones seguras no vende más, a los compradores les interesa es ubicación, altura, valor m2 y diseños estructurales (porque ya sabemos que los edificios se caen si no cuentan con buenos diseños estructurales). Es decir, necesitamos vivir en carne propia un incendio en un edificio para considerar que esto puede pasar y considerarlo un requisito. Ejemplos de edificios incendiados hay muchos y en Colombia, pero el alto precio pagado por unos no ha sido suficiente para valorar la importancia de los requerimientos de seguridad para la salida segura de una edificación, no consideramos la posibilidad de que puede verse involucrada nuestra familia.

A nivel universitario durante la formación en estos temas, nos falta mucho en Colombia, pues a nivel de pregrados, ni en ingeniería, ni en arquitectura, se incluyen formalmente estos temas y a nivel de posgrados solo se cuenta con alternativas fuera del país.

Actualmente contamos con una ley colombiana (NSR 10 títulos J y K) que mal que bien nos tiene considerando estos temas, sin embargo es una ley que tiene mucho por mejorar para garantizar una optima protección en todos los tipos de edificaciones. En estos momentos dicha ley se encuentra en revisión y perfeccionamiento, pero aún no se ha involucrado gremios conocedores del tema, para así aportar desde ese concepto de consenso que ha sido tan valioso en la construcción de otras normas.

Bajo estas consideraciones aquí expuestas se nos presenta una gran oportunidad de poder hacer nuestras edificaciones más seguras y no esperar una tragedia que revuelque todos estos temas y acelere el proceso.

 

Los rociadores automáticos salvan vidas

Los rociadores automáticos salvan vidas

Los rociadores automáticos salvan vidas

Por: José Manuel Maya

La seguridad de las personas al interior de una edificación, en caso de presentarse alguna emergencia, está fundamentada en la posibilidad de salir oportunamente de la construcción, condición que es relativamente fácil para establecimientos de uno y tal vez dos pisos, donde cualquier puerta, ventana o balcón se convierte en un medio de salida en caso de una emergencia.

En la medida que nuestras viviendas, lugares de trabajo y demás edificaciones van ascendiendo en número de pisos, las condiciones de salida oportuna ya no son tan evidentes, sin embargo, es posible generar edificios altos seguros considerando que a mayor altura se necesitarán mayores especificaciones para poderlos hacer seguros.

Se cuenta con una condición fundamental de seguridad en estos edificios altos y es disponer de dos salidas, es decir, dos escaleras, siempre se debe tener disponible una alternativa de salida por si la otra se bloquea. Un edifico que cuente con una sola escalera no se considera como un lugar seguro, pues si esta única escalera se bloque por humo, o porque está involucrada en el incendio, entonces ya no se dispone de otro medio de salida. Esta situación de disponer de una sola escalera se identifica en la gran mayoría de edificios de nuestro país, especialmente en los que tiene más de diez años, antes de que entrara en vigor nuestra actual norma NSR-10 donde se indica la obligatoriedad de contar con dos tacos de escaleras.

Cualquier escalera no califica necesariamente como “salida”, desde el punto de vista técnico se entiende como “salida” un medio “seguro” de evacuación, como puede ser una escalera, pero cerrada al edificio, es decir, que no permita el ingreso de humo ni de fuego al interior de la escalera, para que no se bloquee por el fenómeno de chimenea, puesto que por la condición de construcción de las escaleras, se convierten en las chimeneas de los incendios si no están cerradas al edificio.  Una escalera pude estar abierta en el exterior, pero cerrada en su contacto con el edificio para que no entre el humo, por lo tanto, una escalera de salida debe siempre contar con puertas en cada piso, y cerradas, si se dejan las puertas abiertas durante una emergencia, el humo entrará a la escalera y no permitirá su uso para salvar personas. Y si la escalera está interna en el edificio debe estar cerrada por todos sus costados, sin ventanas al interior y con puerta con cierre automático. (gato hidráulico).

La condición de mantener las puertas cerradas salva vidas, ya se han presentado casos en nuestro país donde las escaleras no estaban cerradas, por tener puerta bloqueadas o mal ajustadas y el humo ingresa al taco de escaleras dejándolo viajar hasta algunos pisos afectando lugares ocupados por personas que no les queda oportunidad de salir.

El asunto de las escaleras está definido como la condición básica, pero igualmente existe otra condición diseñada para salvar vidas, los rociadores automáticos, y la historia lo ha demostrado, pues nunca se ha presentado casos de muertes múltiples en edificios protegidos con rociadores automáticos, por lo tanto, cualquier edificio que cuente con rociadores automáticos, bien diseñados, instalados y correctamente mantenidos, no presentará muertes por un incendio. Si fuéramos consientes de la condición de seguridad que significa tener rociadores en los edificios se deberían implementar sistemas de rociadores automáticos en todos los edificios, y nuestra legislación (NSR-10) los exige, para los edificios altos, pero tristemente exceptúa de este requerimiento a los edificios de apartamentos, como si estos no fueran los más importantes, pues es donde está la familia.

Revisemos cada uno de los aspectos de un sistema de rociadores:

1.     Los rociadores automáticos salvan vidas, y frente a este argumento el tema “alto costo” debe ser revaluado, pues ¿qué hay más valioso que la vida?

2.     Deben estar bien diseñados e instalados, condición fundamental para que cumplan cabalmente su cometido. Por lo que no se puede dejar la selección de unos buenos proveedores al costo como único consejero, claramente el menor costo es contrario al buen desempeño.

Esta misma situación depende, además de una buena selección de proveedores, de hacer una correcta supervisión técnica de los trabajos, una validación y aprobación por un tercero, que no tenga ningún compromiso en marcas o en trabajos similares al de los proveedores para dar su concepto siempre desde el punto de vista técnico como garante de que las cosas se hacen bien.

3.     Deben estar bien mantenido, una responsabilidad completamente del usuario final, quien puede delegar las tareas necesarias para el mantenimiento de los sistemas contra incendio en otro proveedor especialista en ese tema, pero no delega la responsabilidad por velar que sí se esté haciendo un buen trabajo y de que el sistema está en todo momento disponible para atender una emergencia.

4.     Puesto que la condición de altura en los edificios dificulta significativamente la posibilidad de salir oportunamente en caso de una emergencia, los rociadores automáticos lo que dan es tiempo de salida, pues su función es controlar los incendios de tal manera que no crezcan, que no se propaguen, que no se genere demasiado humo, que no se pase para otros pisos y con esto se permite una evacuación oportuna en cualquier edifico. Posteriormente debe ingresar personal entrenado para confirmar la terminación del incendio o completar la extinción total con mangueras si es necesario.

Parte importante de la efectividad de los rociadores es conocer su funcionamiento, se debe entender que los rociadores no se abren todos al mismo tiempo, como muestran en las películas. Cada rociador es autónomo, independiente de los demás, independiente de los detectores de humo, e independiente de las personas, se abre por incremento del calor al punto de disparo para el cual fueron diseñados, que no es cualquier temperatura, es la temperatura que genera un incendio a nivel del techo, por lo tanto no se van a abrir por un conato de incendio, solo se activan los rociadores cuando hay un incendio debajo de ellos que genera la temperatura suficiente.

Es un dispositivo térmico, no requiere de suministro eléctrico, su sensibilidad depende de su configuración, por lo tanto, no se pueden pintar, no se pueden golpear, no se pueden utilizar como soporte o amarre de decoración, hay que respetarlos pues de su correcta condición se garantiza la seguridad de las personas al interior de un edificio.

Los rociadores tampoco se prueban en sitio, no se les debe organizar antorchas para validar su funcionamiento, porque una vez disparado se debe reemplazar por uno nuevo, por lo tanto el que se probó ya no estará. Además de que esta mala practica es un riesgo de incendio pues se está generando llama al interior de un edificio y esto puede salirse de control, y si se genera un incendio por estar probando los rociadores con fuego entonces las compañías de seguro no tienen por qué cubrir los daños pues esto es considerado una agravación del riesgo.

Los rociadores auténticos vienen contramarcados con un sello que da la garantía de que ese rociador funcionará correctamente el día que sea requerido, es un sello gravado en el deflector del rociador, que en nuestro medio es el sello UL, o el sello FM, sin al menos uno de esos sellos ese rociador no cuenta con ninguna garantía de que fue correctamente construido para activarse oportunamente. Adicionalmente se debe validar la autenticidad del sello, pues en el mercado se encuentran rociadores falsificados que son un riesgo para la protección de los edificios; la autenticidad del rociador se puede validar en las páginas www.ul.com o www.fmapprovals.com donde se encuentran las referencias de los fabricantes y de los modelos del rociador auténticos.

Reconociendo el valor de los rociadores automáticos, de su cuidado y de su necesidad obligatoria en todo tipo de edificaciones en Colombia, es importante aclarar que el principal objetivo de estos sistemas es salvar vidas y bienes, por ende a la hora de invertir en ellos se está protegiendo personas y bienes, además demuestra el nivel de responsabilidad y compromiso con la protección contra incendios y la seguridad humana.