El consenso de la protección contra incendios

Por: José Manuel Maya

La principal condición de protección de las personas al interior de una edificación durante una emergencia de incendio o algo similar, es que puedan salir oportunamente. Así de sencillo, ahora la cuestión es saber qué es oportuno, no es necesariamente rápido o veloz.

En muchas ocasiones la rapidez en la salida puede generar más problemas, como es el caso de salir en desbandada, pues se pueden presentar atascamientos por tratar de salir todos al mismo tiempo, por una misma puerta o por un pasillo, e incluso se pueden generar atropellamientos con lesiones graves o muertes.

Lo fundamental está en tener salidas seguras. Lo oportuno es que las salidas como tal sean seguras, sin humo, sin fuego y que conduzcan directamente al exterior de la edificación, es decir a la vía pública.

En el caso de una edificación de un solo piso la salida se puede considerar relativamente fácil, buscar la puerta de salida o en un caso extremo una ventana. Esto se podría aplicar hasta dos pisos, que las personas puedan salir de forma oportuna antes de que las afecte el humo o el fuego.

Para el caso de los edificios altos la salida es más compleja, precisamente por la altura ¿cómo se aplicaría el concepto de salida segura en estos casos? es necesario proteger la salida, es decir, proteger el taco de escaleras o los tacos de escaleras, de tal manera que estén separados del edificio con muros y puertas que impidan el paso del humo y del fuego al interior de la escalera, logrando así que las personas puedan salir de una manera segura. Aquí lo importante no es el tiempo de salida, sino que todas las personas salgan.

En las salidas para edificios altos siempre se debe disponer de dos opciones de salida, de tal manera que, si una está obstruida porque para llegar a ella hay que pasar por el incendio, siempre se tiene otra alternativa, preferiblemente en una ubicación opuesta a la anterior. Si ambas salidas están juntas o muy cercanas no es una alternativa la una de la otra, se considerarán una misma salida. Por lo tanto, las salidas deben estar separadas ¿qué tanto? todo lo posible, considerando una distancia máxima de recorrido. Por otro lado ¿qué tan cerca pueden estar? se considera que deben estar separadas por lo menos la mitad de la diagonal del piso al que sirven. Podrían estar un poco más juntas, hasta un tercio de la misma diagonal, para ser consideradas salidas separadas y solo si el edificio cuenta con protección automática contra incendios.

Todas estas consideraciones salen del estudio de muchos incendios ocurridos a lo largo de la historia, donde un comité de expertos de diferentes especialidades: diseñadores, constructores, bomberos, fabricantes, ingenieros y arquitectos, se reúnen para analizar lo que pasó y revisan en qué se falló. Esto se hace principalmente cuando se presentan pérdidas humanas, para que así, por consenso, se complemente una norma o código con las conclusiones o requerimientos mínimos que deben tener los diferentes tipos de edificaciones para ser consideradas como seguras para las personas.

Estos códigos no incluyen las explicaciones o el porqué de las cosas, solo las conclusiones, por lo tanto, no son documentos para cuestionarlos, no son para discutir si son muy estrictos o no, o si son muy exagerados como decimos por aquí. Esa discusión ya se dio en un comité técnico durante un proceso de validación y valoración, por lo tanto, en el código únicamente se indican los requerimientos como los aquí mencionados.

Entre algunos de los eventos analizados por el comité técnico del Código de Seguridad Humana de la NFPA (National Fire Protection Association), conocido como NFPA 101, se encuentra un incendio en Nueva York ocurrido a principios del siglo XX, en un edificio construido a prueba de incendios, el Triangle Shirtwaist, edificio en mampostería que demostró su capacidad de resistencia al fuego en un evento ocurrido el 25 de marzo de 1911, el edificio soportó el incendio sin colapsar, diferente a otros edificios en madera, comunes en esa época. El edificio aún existe, en general el comportamiento de la estructura durante el incendio estuvo bien, excepto por una cosa, el edificio era una trampa mortal para las personas, pues sus ocupantes no tuvieron por donde salir, fue el desastre con más víctimas mortales en la historia de la ciudad de Nueva York en el siglo XX. El fuego causó la muerte de 146 personas: 129 trabajadoras y 17 trabajadores, dejando otras 70 heridas. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes inmigrantes de Europa del Este e Italia, que tenían entre catorce y veintitrés años. Por las mujeres que murieron en este incendio, este día tuvo grandes repercusiones en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer. (Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York, s.f.).

A raíz de este evento las autoridades se reunieron para analizar en qué se falló y se construyó el Código de Seguridad Humana, NFPA 101. Posteriormente con una serie de eventos ocurridos en los años 40 se fue complementando e incluyendo requerimientos para garantizar la seguridad de las personas al interior de las edificaciones. Tales como considerar que las puertas giratorias no son una vía de escape, pues se bloquean si varias personas tratan de salir por ambos lados simultáneamente, por lo tanto se requiere que toda puerta giratoria cuente con puertas de alas en su costados. No es exagerar, es proteger a las personas.

Otros ejemplos es que recientemente varios incendios en discotecas han demostrado que no se deben realizar fuegos pirotécnicos en espacios cerrados y especialmente cuando están acompañados de decoración combustible, como fue el caso de la discoteca The Station Nightclub, en West Warwick, Rhode Island, al sur de Boston, donde en un concierto de una banda de rock llamada Great White se encendieron varias bengalas en el escenario, y en cuestión de segundos se prendió la decoración y en menos de tres minutos todo era un infierno, 100 personas no tuvieron por donde salir. Continuamente la historia se repite, el alto precio pagado por unos no ha sido suficiente para evitar eventos similares y parece ser que preferimos repetir la historia.

Algunos de estos requerimientos de seguridad humana están indicados, en términos generales, en la ley colombiana vigente para la protección contra incendio y seguridad humana, aplicable a edificaciones nuevas, la norma NSR-10, títulos J y K. Dicha norma cuenta con algunas variaciones para los edificios residenciales, que se espera que en futuras actualizaciones de la norma sean corregidas, por ejemplo la no exigencia de rociadores en edificios altos de apartamentos.

Retomando el concepto de salida segura, se presentan casos particulares donde su aplicación no es tan sencilla como parece, como es en los hospitales, donde las condiciones de movilidad de los pacientes son limitadas y no se pueden aplicar los mismos criterios para todos los ocupantes. Otro caso particular son las cárceles, donde la salida segura a vía pública probablemente no sea la mejor opción para todos.

En estos casos particulares el Código de Seguridad Humana considera aspectos que no están incluidos en la ley colombiana, pero que fueron especificados para la seguridad de todas las personas al interior de este tipo de edificaciones. Algunas de estas alternativas son las barreras de cierre automáticas para el caso de los hospitales, estas dividen el piso en dos secciones, de tal manera que se pueda hacer una evacuación horizontal, desde la sección afectada hasta la zona segura. Existen requerimientos que son exigidos para obtener certificaciones internacionales como lo es Joint Commission, se trata de la evaluación del cumplimiento de las medidas de seguridad humana y protección contra incendio en hospitales. Esta certificación la tiene por lo menos un hospital en Colombia.

Para el caso de las cárceles se plantea la opción de protección de las personas en caso de una emergencia de incendio, desplazando la población carcelaria de una sección a otra, que en nuestro medio probablemente no sea aplicable por el hacinamiento. En la cárcel La Modelo, de Barranquilla, han ocurrido incendios en el 2014 y 2017, en ambas ocasiones murieron 17 personas.

Así mismo en el Código se encuentran requerimientos de seguridad para hoteles, colegios, edificios de apartamentos, grandes superficies de ventas, oficinas, industria, bodegas, entre otros.

 

Los costos de la implementación de los requerimientos de seguridad aparentemente son altos, pero frente a la protección de las personas el concepto alto es cuestionable. Si estos costos son considerados desde el diseño de los proyectos de construcción, pasarán a ser un porcentaje menor del valor total del proyecto.

Los costos de inversión sí que son altos cuando los requerimientos de protección son incluidos posteriormente a la valoración de un proyecto, con su punto de equilibrio ya definido. Peor aún, cuando son aplicados en edificios ya construidos, entre estos requisitos mínimos de protección se encuentran el doble taco de escaleras protegidas, separadas y la red de protección contra incendio.

En algún momento, conversando con un constructor, le hacía la sugerencia de que considerara la protección de la vida en sus proyectos como un plus, un elemento diferenciador frente a sus colegas y él me comentaba que eso no es un elemento diferenciador, que hacer edificaciones seguras no vende más, a los compradores les interesa es ubicación, altura, valor m2 y diseños estructurales (porque ya sabemos que los edificios se caen si no cuentan con buenos diseños estructurales). Es decir, necesitamos vivir en carne propia un incendio en un edificio para considerar que esto puede pasar y considerarlo un requisito. Ejemplos de edificios incendiados hay muchos y en Colombia, pero el alto precio pagado por unos no ha sido suficiente para valorar la importancia de los requerimientos de seguridad para la salida segura de una edificación, no consideramos la posibilidad de que puede verse involucrada nuestra familia.

A nivel universitario durante la formación en estos temas, nos falta mucho en Colombia, pues a nivel de pregrados, ni en ingeniería, ni en arquitectura, se incluyen formalmente estos temas y a nivel de posgrados solo se cuenta con alternativas fuera del país.

Actualmente contamos con una ley colombiana (NSR 10 títulos J y K) que mal que bien nos tiene considerando estos temas, sin embargo es una ley que tiene mucho por mejorar para garantizar una optima protección en todos los tipos de edificaciones. En estos momentos dicha ley se encuentra en revisión y perfeccionamiento, pero aún no se ha involucrado gremios conocedores del tema, para así aportar desde ese concepto de consenso que ha sido tan valioso en la construcción de otras normas.

Bajo estas consideraciones aquí expuestas se nos presenta una gran oportunidad de poder hacer nuestras edificaciones más seguras y no esperar una tragedia que revuelque todos estos temas y acelere el proceso.

 

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