Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia NSR-10 / Títulos J y K

Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia NSR-10 / Títulos J y K

Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia, NSR 10 títulos J & K

Por: José Manuel Maya

Una condición particular que todo arquitecto o ingeniero debe tener presente durante el diseño o construcción de una edificación es la seguridad de las personas al interior de esta, y con qué medios de protección se cuenta en caso de presentarse una emergencia. En particular, el medio primario, fundamental, para la seguridad de las personas al interior de una edificación es poder salir oportunamente en una emergencia, y específicamente cuando se presenta un incendio. La seguridad de las personas frente a este tipo de emergencia se fundamenta en poder salir de la edificación (llámese casa, colegio, teatro, iglesia, oficinas) y dejar el control del incendio a los medios disponibles o al personal entrenado para ello.

Esta situación es relativamente fácil de resolver para edificaciones de un piso e incluso, de dos; toda puerta o ventana servirá como medio de salida. Sin embargo, a medida que se construye con más altura las condiciones de salida se van complicando. La tendencia ha sido contar con un solo medio de acceso a los diferentes niveles de la edificación, lo que significa un solo medio de egreso o salida. Y si en una eventualidad o emergencia se encuentra incluido el único medio de salida, las opciones disponibles de salir no son muchas. 

La historia nos ha dado muchos ejemplos de edificaciones incendiadas con insuficientes medios de salida. Podríamos aquí hacer un amplio recuento de todo tipo de edificaciones que se han visto involucradas en estas emergencias, y en las cuales los medios de salida no han sido suficientes para las personas que han estado en su interior. Son lamentables las consecuencias en la pérdida de vidas humanas. No se trata sólo de una o dos las víctimas mortales; en muchas ocasiones son cientos de personas las que han muerto en esos incendios.

Es un precio muy alto que ya han pagado otros. No tiene sentido repetir la historia y volver a pagar el precio de algo que ya debemos haber aprendido. Las grandes catástrofes dejan enseñanzas y condiciones de mejoras, que son evaluadas por expertos en el tema, para ser plasmadas en los diseños y ejecutadas en los procesos constructivos de las edificaciones, para que no vuelvan a suceder.

No es exagerar, como dicen algunos. Se trata de mejorar las condiciones para garantizar la vida humana. Y esto se logra cuando las personas pueden salir fácilmente de las edificaciones en el momento de una emergencia. 

“Las grandes catástrofes dejan enseñanzas y condiciones de mejoras, que son evaluadas por expertos en el tema, para ser plasmadas en los diseños y ejecutadas en los procesos constructivos de las edificaciones, para que no vuelvan a suceder”.

La tecnología de protección de las personas al interior de las edificaciones ya existe. Es posible construir grandes edificios seguros, desde que se sigan los requerimientos indicados en las normas respectivas. Como dicen los ingenieros de protección contra incendio: son normas y códigos escritos con sangre –basados en las muertes de miles de personas–, con el análisis de en qué se falló y cómo se puede mejorar para que esto no vuelva a suceder.

Historias que han demostrado que las puertas circulares no son un medio de salida, que los ascensores no son adecuados para salvar personas, que la terraza no es un medio de salida, que el sótano no es un lugar seguro. Algo tan simple como saber que la condición básica de protección de personas al interior de una edificación es contar con dos medios de salida; y si uno falla, queda el otro. Y estos medios de salida deben ser seguros; es decir, no los puede afectar el incendio, no les puede entrar el humo; y que las personas que están más arriba del lugar donde ocurrió el incendio puedan salir por estas escaleras, sin exponer su vida. Por lo tanto, deben ser escaleras cerradas hacia el edificio, que estén protegidas.

En Colombia también han ocurrido grandes catástrofes. El incendio del edificio de Avianca (1973), las pérdidas de las plazas de mercados en muchos municipios, grandes bodegas, estaciones de almacenamiento de combustible. Incluso, hay historiadores que aseguran que muchos parques principales de nuestras ciudades han sido remodelados tras grandes incendios. 

La historia de Colombia sobre seguridad humana se divide en dos: antes y después de 2010, cuando se establece la obligatoriedad del cumplimiento de la Norma Sismo Resistente, NSR-10, en la cual se incluyen dos títulos, J y K, que fijan los requerimientos obligatorios para construir edificaciones seguras.

Antes de 2010 no existía prácticamente nada. La ley indicaba que toda edificación debía contar con rociadores automáticos y/o extintores portátiles, es decir se ponían los rociadores al mismo nivel de los extintores, siendo ambos elementos de seguridad importantes, pero para cosas muy distintas. Por lo tanto, con implementar extintores portátiles ya estábamos cumpliendo los requerimientos legales. La NSR-10, mal que bien, nos tiene hablando de seguridad para las personas.

Una norma reconocida por algunos y despreciada por muchos, no solo en la actividad de la construcción, sino que también en el sector de la seguridad contra incendio, porque apareció en medio de las normas ya inventadas, aprobadas, verificadas en muchos eventos en los cuales han sido efectivas.

Pero como en Colombia nos gusta reinventar lo ya inventado, contamos con esta norma que solo existe aquí, que tiene sus falencias, pero la realidad es que en el fondo logra el objetivo: proteger a las personas al interior de las edificaciones. Mientras no exista otra norma de obligatorio cumplimiento es la que debemos seguir y cumplir. Así se garantizan mejores condiciones para proteger a las personas frente a las emergencias ocasionadas por incendios, sin tener que esperar la ocurrencia de esas catástrofes para preguntarnos qué podríamos haber hecho mejor.

Principios básicos de investigación de incendios

Principios básicos de investigación de incendios

Principios básicos de investigación de incendios

Por parte de la Escuela de Ingenierías de La Universidad Pontificia Bolivariana. Por medio de la Unidad de Formación Continua, quiere invitarlo a continuar con su proceso de crecimiento académico que redunde en mejores oportunidades laborales cada día y el fortalecimiento  de su perfil, por medio de la adquisición de herramientas, habilidades y actualizaciones útiles para su presente y futuro.

Así las cosas, nos complace presentarle el curso de “Principios básicos de investigación de incendios” Nuestro programa tiene como objetivo; Conocer los procedimientos recomendados para la investigación segura, sistemática y las metodologías utilizadas para el análisis de incidentes de incendios y explosiones; que ayuden a la determinación de las causas y responsabilidades de esos incidentes, de tal forma que se pueda evitar su repetición futura.

A continuación, proporcionamos la información básica:

Horario: Jueves de 6:00pm a 10:00p.m y sábados de 8:00am a 12:00m.
Intensidad: 32 Horas
Inversión: $535.000
Modalidad: Telepresencial (A distancia apoyado en la aplicación de Microsoft Teams, es decir, en tiempo real – sincrónico; con el docente y la participación activa de los estudiantes).

Para ampliar la información del programa haga clic aquí

Temas:


Teoría básica del fuego
Instalaciones eléctricas como fuente de incendios
Fuentes de Ignición
Planificación de la investigación
Determinación de causas de incendios
Incendios provocados

Inscripciones: 

Podrás diligenciar el formulario de inscripción hacer clic aquí o enviarnos un correo notificando su interés a [email protected]

Protección contra incendios con dióxido de carbono y agentes limpios

Protección contra incendios con dióxido de carbono y agentes limpios

Protección contra incendios con dióxido de carbono y agentes limpios

Por: José Manuel Maya

En los aspectos generales de la protección contra incendio siempre se ha asociado el uso del agua como principal agente extintor, se considera uno de los recursos más importantes, principalmente por su gran capacidad de absorber el calor y por su disponibilidad para atender emergencias. Sin embargo, existen algunas situaciones donde el empleo del agua no es la mejor solución, por ejemplo, en los incendios de menor tamaño o los que son generados por materiales que reaccionan de manera negativa con agua, como el aceite. Tampoco se utiliza donde pueda haber una afectación a equipos de alto costo, o donde hay presencia de corrientes eléctricas, líquidos inflamables y combustibles. En los contextos anteriores incluso se podría utilizar agua con ciertas restricciones, pero si se consideran otros aspectos, que evidenciaremos más adelante, es preferible utilizar otros medios de extinción con un principio de acción diferente al del agua.

La principal característica del agua en el control de incendios es su capacidad de absorber calor, de robarle la energía al incendio y frenar su expansión, controlándolo hasta poder apagarlo por completo. Las otras alternativas de control de incendios se basan en otros principios que igualmente apagan el fuego, como reducción de oxígeno (sin oxigeno no hay combustión), aislamiento del combustible e incluso inhibición de la reacción química, estos últimos podrían ser considerados entre los más efectivos.

La reducción de oxígeno es una opción donde se sustituye dicho elemento, por otro gas inerte a la combustión, evitando así la continuación del proceso químico. Este proceso de extinción solo funciona en espacios confinados, pues en un espacio abierto no hay forma de diluir el oxígeno. Por ejemplo, el dióxido de carbono o CO2 se puede descargar en un espacio reducido en una concentración que desplaza el oxígeno, evitando así la continuación de la combustión. Este proceso tiene ciertas ventajas, por ejemplo que no deja residuos, no moja, es fácil de conseguir, pero su gran debilidad es que baja el nivel de oxigeno casi a cero y no es viable la respiración del ser humano, por lo tanto esta técnica de extinción es aplicada únicamente en espacios normalmente no ocupados, donde se pueda dar una descarga de CO2 sin que se encuentren personas en el interior del espacio protegido y así se pueda lograr su objetivo de apagar el incendio. Dicha metodología de extinción se conoce como inundación total con gas, donde se requiere garantizar que durante la descarga del gas el cuarto esté completamente cerrado y en el caso del CO2, que las personas puedan salir antes de la descarga (pre-alarma).

Esto es diferente a la acción de un extintor portátil de CO2, donde la descarga del gas se hace en un lugar específico, una aplicación local, allí se diluye el oxígeno sobre un conato de incendio, no hay una inundación total, por lo tanto, no se pone en riesgo a las personas, incluso ni siquiera si se descarga el extintor en un cuarto cerrado puesto que la concentración en volumen del CO2 no alcanza a diluir el oxígeno de todo el cuarto.

El CO2 no es tóxico, como consideran algunos, su peligro para el ser humano se basa en la dilución del oxígeno cuando se descarga en grandes cantidades, pero se confunde con su hermano menor, el monóxido de carbono CO que sí presenta condiciones de toxicidad y que es un subproducto de la combustión, el CO es el que mata muchas personas en los incendios, incluso más que el fuego.

Por otro lado, existen los agentes limpios que funcionan bajo el mismo principio de inundación total y se dividen en dos grupos, los que actúan igualmente por dilución del oxígeno y otros que actúan por inhibición de la reacción química o por enfriamiento. El concepto de agentes limpios surge de su condición frente a la protección ambiental, puesto que se demostró que la primera generación de gases utilizados para el control de incendios, los halones, eran muy perjudiciales para la capa de ozono.

Actualmente la clasificación de agentes limpios está determinada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), quienes someten a estudio y análisis los diferentes tipos de gases y se determina su afectación tanto en la capa de ozono como su participación en el recalentamiento global, según esto, cada gas recibe o se le niega la clasificación de agente limpio. Por lo tanto, el concepto de agente limpio es un término genérico, que es mal empleado en ciertos sistemas de extinción como extintores o cilindros que en su referencia al contenido solo indican “Agente Limpio”, sin especificar cuál es el gas que en realidad se encuentra contenido. Conocer la referencia química del gas es muy importante para identificar si se encuentra marcado como agente limpio en la lista aprobada por la EPA e indicada en la norma NFPA 2001. En la práctica profesional se ha encontrado extintores marcados como “Agente Limpio” y en su interior se encuentra harina de trigo que es altamente explosiva cuando está en suspensión en el aire.

El grupo de agentes limpios que funcionan por dilución de oxígeno presentan una condición ventajosa frente al dióxido de carbono, con la correcta cantidad de descarga del gas extintor se disminuye el oxígeno a niveles en los cuales no hay combustión, pero mantiene un nivel de oxígeno suficiente que permite la respiración del ser humano. Se considera que a nivel del mar se encuentra un 21% de oxígeno en el aire, por debajo de un 15% no hay combustión y el ser humano puede respirar por encima del 10%. Por lo tanto, si un agente limpio logra bajar el nivel de oxígeno hasta un 12%, no habrá combustión y el ser humano podrá respirar. De todas maneras, por seguridad, independiente del tipo de gas, siempre se debe realizar una evacuación de las personas del cuarto protegido antes de que se dé la descarga del agente extintor. Este tipo de gases que trabajan por reducción de oxígeno se conocen como gases inertes, puesto que todos los aprobados hasta el momento son gases naturales puros o en mezclas definidas.

El otro grupo de agentes limpios lo conforman unos gases y líquidos creados por el hombre, conocidos como agentes halocarburos, son productos químicos que actúan sobre la llama, interrumpiendo el proceso y algunos de ellos con capacidad de enfriar sin mojar. Son excelente extintores, trabajan a menos presión que los gases inertes y se requiere menos cantidad de agente para el mismo volumen a proteger.

La inversión inicial para la implementación de cualquier agente limpio son los equipos que se utilizan en la protección de cuartos y que tienen contenidos de alto costo, que justifican el nivel de inversión. Algunos de estos elementos son las válvulas, los cilindros, las boquillas de descarga, los sistemas de control de última tecnología. En el caso de los sistemas de inundación con gases inertes, probablemente requerirán mayor número de cilindros, trabajarán a mayores presiones, con tuberías de mayor espesor y requerirán unas pruebas de estanqueidad y de resistencia del cuarto que se pretende proteger. Mientras que los halocarburos requieren menor número de cilindros, trabajan a menores presiones y las especificaciones de resistencia son diferentes. Una de las diferencias más significativas entre los dos grupos es el costo de recarga, que para el caso de los halocarburos se hace similar a la inversión inicial de la instalación, este alto valor solo lo descubren algunos usuarios una vez solicitan la recarga o porque debido a una descarga accidental deben volver a carga y en la mayoría de los casos se sorprenden del valor, por ende, es importante conocer este dato cuando se hace la inversión.

La efectividad de los agentes limpios en el control del incendio está demostrada, pero cobran aún más valor si se actúa de manera rápida para lograr el menor daño posible por fuego en los elementos protegidos, es decir la velocidad de respuesta depende de la velocidad de detección del fuego y de generar el protocolo de descarga. Los sistemas de inundación total con agentes limpios van acompañados preferiblemente de sistemas de detección temprana, como son los sistemas de muestreo de aire, o sistemas de tecnología láser, que logran identificar un incendio en su etapa incipiente mucho antes que otros sistemas convencionales.

Es importante aclarar que se requiere la aprobación del fabricante de cada gas para el diseño e instalación de los sistemas de inundación total con agentes limpios, de cualquiera de ellos, sea gases inertes o agentes halocarburos. Esto es una medida para garantizar que se cumplan las concentraciones necesarias para apagar el incendio y no poner en peligro a las personas. También para velar por que se utilicen los materiales adecuados, pues un mal diseño puede poner en riesgo a las personas o incluso puede ser no efectivo en el control del incendio si no se siguen las recomendaciones de los fabricantes, de ahí la importancia de que el proveedor que se seleccione para su suministro (diseño y montaje) se encuentre aprobado por el fabricante del gas respectivo.

Como conclusiones generales:

1. La extinción con dióxido de carbono es una metodología utilizada y aprobada, no está prohibida como consideran algunos, su uso, diseño e instalación está indicado en la norma NFPA 12, Standard on Carbon Dioxide Extinguishing Systems y se puede utilizar mientras se cumplan todos los protocolos de seguridad para las personas, indicados en la norma.

2. Los agentes limpios corresponden a productos amigables con el medio ambiente, identificados en la norma NFPA 2001, Standard on Clean Agent Fire Extinguishing Systems. Se debe considerar que en el medio se comercializan varios productos que utilizan erróneamente el concepto de agente limpio y adicionalmente los venden a costos similares a los de los agentes limpios, sin serlos.

3. Para todo tipo de protección por inundación total, sea CO2 o agentes limpios, es muy importante la idoneidad del instalador, que realmente sea reconocido por el fabricante o creador de la tecnología que se pretende utilizar.

El consenso de la protección contra incendios

El consenso de la protección contra incendios

El consenso de la protección contra incendios

Por: José Manuel Maya

La principal condición de protección de las personas al interior de una edificación durante una emergencia de incendio o algo similar, es que puedan salir oportunamente. Así de sencillo, ahora la cuestión es saber qué es oportuno, no es necesariamente rápido o veloz.

En muchas ocasiones la rapidez en la salida puede generar más problemas, como es el caso de salir en desbandada, pues se pueden presentar atascamientos por tratar de salir todos al mismo tiempo, por una misma puerta o por un pasillo, e incluso se pueden generar atropellamientos con lesiones graves o muertes.

Lo fundamental está en tener salidas seguras. Lo oportuno es que las salidas como tal sean seguras, sin humo, sin fuego y que conduzcan directamente al exterior de la edificación, es decir a la vía pública.

En el caso de una edificación de un solo piso la salida se puede considerar relativamente fácil, buscar la puerta de salida o en un caso extremo una ventana. Esto se podría aplicar hasta dos pisos, que las personas puedan salir de forma oportuna antes de que las afecte el humo o el fuego.

Para el caso de los edificios altos la salida es más compleja, precisamente por la altura ¿cómo se aplicaría el concepto de salida segura en estos casos? es necesario proteger la salida, es decir, proteger el taco de escaleras o los tacos de escaleras, de tal manera que estén separados del edificio con muros y puertas que impidan el paso del humo y del fuego al interior de la escalera, logrando así que las personas puedan salir de una manera segura. Aquí lo importante no es el tiempo de salida, sino que todas las personas salgan.

En las salidas para edificios altos siempre se debe disponer de dos opciones de salida, de tal manera que, si una está obstruida porque para llegar a ella hay que pasar por el incendio, siempre se tiene otra alternativa, preferiblemente en una ubicación opuesta a la anterior. Si ambas salidas están juntas o muy cercanas no es una alternativa la una de la otra, se considerarán una misma salida. Por lo tanto, las salidas deben estar separadas ¿qué tanto? todo lo posible, considerando una distancia máxima de recorrido. Por otro lado ¿qué tan cerca pueden estar? se considera que deben estar separadas por lo menos la mitad de la diagonal del piso al que sirven. Podrían estar un poco más juntas, hasta un tercio de la misma diagonal, para ser consideradas salidas separadas y solo si el edificio cuenta con protección automática contra incendios.

Todas estas consideraciones salen del estudio de muchos incendios ocurridos a lo largo de la historia, donde un comité de expertos de diferentes especialidades: diseñadores, constructores, bomberos, fabricantes, ingenieros y arquitectos, se reúnen para analizar lo que pasó y revisan en qué se falló. Esto se hace principalmente cuando se presentan pérdidas humanas, para que así, por consenso, se complemente una norma o código con las conclusiones o requerimientos mínimos que deben tener los diferentes tipos de edificaciones para ser consideradas como seguras para las personas.

Estos códigos no incluyen las explicaciones o el porqué de las cosas, solo las conclusiones, por lo tanto, no son documentos para cuestionarlos, no son para discutir si son muy estrictos o no, o si son muy exagerados como decimos por aquí. Esa discusión ya se dio en un comité técnico durante un proceso de validación y valoración, por lo tanto, en el código únicamente se indican los requerimientos como los aquí mencionados.

Entre algunos de los eventos analizados por el comité técnico del Código de Seguridad Humana de la NFPA (National Fire Protection Association), conocido como NFPA 101, se encuentra un incendio en Nueva York ocurrido a principios del siglo XX, en un edificio construido a prueba de incendios, el Triangle Shirtwaist, edificio en mampostería que demostró su capacidad de resistencia al fuego en un evento ocurrido el 25 de marzo de 1911, el edificio soportó el incendio sin colapsar, diferente a otros edificios en madera, comunes en esa época. El edificio aún existe, en general el comportamiento de la estructura durante el incendio estuvo bien, excepto por una cosa, el edificio era una trampa mortal para las personas, pues sus ocupantes no tuvieron por donde salir, fue el desastre con más víctimas mortales en la historia de la ciudad de Nueva York en el siglo XX. El fuego causó la muerte de 146 personas: 129 trabajadoras y 17 trabajadores, dejando otras 70 heridas. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes inmigrantes de Europa del Este e Italia, que tenían entre catorce y veintitrés años. Por las mujeres que murieron en este incendio, este día tuvo grandes repercusiones en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer. (Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York, s.f.).

A raíz de este evento las autoridades se reunieron para analizar en qué se falló y se construyó el Código de Seguridad Humana, NFPA 101. Posteriormente con una serie de eventos ocurridos en los años 40 se fue complementando e incluyendo requerimientos para garantizar la seguridad de las personas al interior de las edificaciones. Tales como considerar que las puertas giratorias no son una vía de escape, pues se bloquean si varias personas tratan de salir por ambos lados simultáneamente, por lo tanto se requiere que toda puerta giratoria cuente con puertas de alas en su costados. No es exagerar, es proteger a las personas.

Otros ejemplos es que recientemente varios incendios en discotecas han demostrado que no se deben realizar fuegos pirotécnicos en espacios cerrados y especialmente cuando están acompañados de decoración combustible, como fue el caso de la discoteca The Station Nightclub, en West Warwick, Rhode Island, al sur de Boston, donde en un concierto de una banda de rock llamada Great White se encendieron varias bengalas en el escenario, y en cuestión de segundos se prendió la decoración y en menos de tres minutos todo era un infierno, 100 personas no tuvieron por donde salir. Continuamente la historia se repite, el alto precio pagado por unos no ha sido suficiente para evitar eventos similares y parece ser que preferimos repetir la historia.

Algunos de estos requerimientos de seguridad humana están indicados, en términos generales, en la ley colombiana vigente para la protección contra incendio y seguridad humana, aplicable a edificaciones nuevas, la norma NSR-10, títulos J y K. Dicha norma cuenta con algunas variaciones para los edificios residenciales, que se espera que en futuras actualizaciones de la norma sean corregidas, por ejemplo la no exigencia de rociadores en edificios altos de apartamentos.

Retomando el concepto de salida segura, se presentan casos particulares donde su aplicación no es tan sencilla como parece, como es en los hospitales, donde las condiciones de movilidad de los pacientes son limitadas y no se pueden aplicar los mismos criterios para todos los ocupantes. Otro caso particular son las cárceles, donde la salida segura a vía pública probablemente no sea la mejor opción para todos.

En estos casos particulares el Código de Seguridad Humana considera aspectos que no están incluidos en la ley colombiana, pero que fueron especificados para la seguridad de todas las personas al interior de este tipo de edificaciones. Algunas de estas alternativas son las barreras de cierre automáticas para el caso de los hospitales, estas dividen el piso en dos secciones, de tal manera que se pueda hacer una evacuación horizontal, desde la sección afectada hasta la zona segura. Existen requerimientos que son exigidos para obtener certificaciones internacionales como lo es Joint Commission, se trata de la evaluación del cumplimiento de las medidas de seguridad humana y protección contra incendio en hospitales. Esta certificación la tiene por lo menos un hospital en Colombia.

Para el caso de las cárceles se plantea la opción de protección de las personas en caso de una emergencia de incendio, desplazando la población carcelaria de una sección a otra, que en nuestro medio probablemente no sea aplicable por el hacinamiento. En la cárcel La Modelo, de Barranquilla, han ocurrido incendios en el 2014 y 2017, en ambas ocasiones murieron 17 personas.

Así mismo en el Código se encuentran requerimientos de seguridad para hoteles, colegios, edificios de apartamentos, grandes superficies de ventas, oficinas, industria, bodegas, entre otros.

 

Los costos de la implementación de los requerimientos de seguridad aparentemente son altos, pero frente a la protección de las personas el concepto alto es cuestionable. Si estos costos son considerados desde el diseño de los proyectos de construcción, pasarán a ser un porcentaje menor del valor total del proyecto.

Los costos de inversión sí que son altos cuando los requerimientos de protección son incluidos posteriormente a la valoración de un proyecto, con su punto de equilibrio ya definido. Peor aún, cuando son aplicados en edificios ya construidos, entre estos requisitos mínimos de protección se encuentran el doble taco de escaleras protegidas, separadas y la red de protección contra incendio.

En algún momento, conversando con un constructor, le hacía la sugerencia de que considerara la protección de la vida en sus proyectos como un plus, un elemento diferenciador frente a sus colegas y él me comentaba que eso no es un elemento diferenciador, que hacer edificaciones seguras no vende más, a los compradores les interesa es ubicación, altura, valor m2 y diseños estructurales (porque ya sabemos que los edificios se caen si no cuentan con buenos diseños estructurales). Es decir, necesitamos vivir en carne propia un incendio en un edificio para considerar que esto puede pasar y considerarlo un requisito. Ejemplos de edificios incendiados hay muchos y en Colombia, pero el alto precio pagado por unos no ha sido suficiente para valorar la importancia de los requerimientos de seguridad para la salida segura de una edificación, no consideramos la posibilidad de que puede verse involucrada nuestra familia.

A nivel universitario durante la formación en estos temas, nos falta mucho en Colombia, pues a nivel de pregrados, ni en ingeniería, ni en arquitectura, se incluyen formalmente estos temas y a nivel de posgrados solo se cuenta con alternativas fuera del país.

Actualmente contamos con una ley colombiana (NSR 10 títulos J y K) que mal que bien nos tiene considerando estos temas, sin embargo es una ley que tiene mucho por mejorar para garantizar una optima protección en todos los tipos de edificaciones. En estos momentos dicha ley se encuentra en revisión y perfeccionamiento, pero aún no se ha involucrado gremios conocedores del tema, para así aportar desde ese concepto de consenso que ha sido tan valioso en la construcción de otras normas.

Bajo estas consideraciones aquí expuestas se nos presenta una gran oportunidad de poder hacer nuestras edificaciones más seguras y no esperar una tragedia que revuelque todos estos temas y acelere el proceso.

 

Los rociadores automáticos salvan vidas

Los rociadores automáticos salvan vidas

Los rociadores automáticos salvan vidas

Por: José Manuel Maya

La seguridad de las personas al interior de una edificación, en caso de presentarse alguna emergencia, está fundamentada en la posibilidad de salir oportunamente de la construcción, condición que es relativamente fácil para establecimientos de uno y tal vez dos pisos, donde cualquier puerta, ventana o balcón se convierte en un medio de salida en caso de una emergencia.

En la medida que nuestras viviendas, lugares de trabajo y demás edificaciones van ascendiendo en número de pisos, las condiciones de salida oportuna ya no son tan evidentes, sin embargo, es posible generar edificios altos seguros considerando que a mayor altura se necesitarán mayores especificaciones para poderlos hacer seguros.

Se cuenta con una condición fundamental de seguridad en estos edificios altos y es disponer de dos salidas, es decir, dos escaleras, siempre se debe tener disponible una alternativa de salida por si la otra se bloquea. Un edifico que cuente con una sola escalera no se considera como un lugar seguro, pues si esta única escalera se bloque por humo, o porque está involucrada en el incendio, entonces ya no se dispone de otro medio de salida. Esta situación de disponer de una sola escalera se identifica en la gran mayoría de edificios de nuestro país, especialmente en los que tiene más de diez años, antes de que entrara en vigor nuestra actual norma NSR-10 donde se indica la obligatoriedad de contar con dos tacos de escaleras.

Cualquier escalera no califica necesariamente como “salida”, desde el punto de vista técnico se entiende como “salida” un medio “seguro” de evacuación, como puede ser una escalera, pero cerrada al edificio, es decir, que no permita el ingreso de humo ni de fuego al interior de la escalera, para que no se bloquee por el fenómeno de chimenea, puesto que por la condición de construcción de las escaleras, se convierten en las chimeneas de los incendios si no están cerradas al edificio.  Una escalera pude estar abierta en el exterior, pero cerrada en su contacto con el edificio para que no entre el humo, por lo tanto, una escalera de salida debe siempre contar con puertas en cada piso, y cerradas, si se dejan las puertas abiertas durante una emergencia, el humo entrará a la escalera y no permitirá su uso para salvar personas. Y si la escalera está interna en el edificio debe estar cerrada por todos sus costados, sin ventanas al interior y con puerta con cierre automático. (gato hidráulico).

La condición de mantener las puertas cerradas salva vidas, ya se han presentado casos en nuestro país donde las escaleras no estaban cerradas, por tener puerta bloqueadas o mal ajustadas y el humo ingresa al taco de escaleras dejándolo viajar hasta algunos pisos afectando lugares ocupados por personas que no les queda oportunidad de salir.

El asunto de las escaleras está definido como la condición básica, pero igualmente existe otra condición diseñada para salvar vidas, los rociadores automáticos, y la historia lo ha demostrado, pues nunca se ha presentado casos de muertes múltiples en edificios protegidos con rociadores automáticos, por lo tanto, cualquier edificio que cuente con rociadores automáticos, bien diseñados, instalados y correctamente mantenidos, no presentará muertes por un incendio. Si fuéramos consientes de la condición de seguridad que significa tener rociadores en los edificios se deberían implementar sistemas de rociadores automáticos en todos los edificios, y nuestra legislación (NSR-10) los exige, para los edificios altos, pero tristemente exceptúa de este requerimiento a los edificios de apartamentos, como si estos no fueran los más importantes, pues es donde está la familia.

Revisemos cada uno de los aspectos de un sistema de rociadores:

1.     Los rociadores automáticos salvan vidas, y frente a este argumento el tema “alto costo” debe ser revaluado, pues ¿qué hay más valioso que la vida?

2.     Deben estar bien diseñados e instalados, condición fundamental para que cumplan cabalmente su cometido. Por lo que no se puede dejar la selección de unos buenos proveedores al costo como único consejero, claramente el menor costo es contrario al buen desempeño.

Esta misma situación depende, además de una buena selección de proveedores, de hacer una correcta supervisión técnica de los trabajos, una validación y aprobación por un tercero, que no tenga ningún compromiso en marcas o en trabajos similares al de los proveedores para dar su concepto siempre desde el punto de vista técnico como garante de que las cosas se hacen bien.

3.     Deben estar bien mantenido, una responsabilidad completamente del usuario final, quien puede delegar las tareas necesarias para el mantenimiento de los sistemas contra incendio en otro proveedor especialista en ese tema, pero no delega la responsabilidad por velar que sí se esté haciendo un buen trabajo y de que el sistema está en todo momento disponible para atender una emergencia.

4.     Puesto que la condición de altura en los edificios dificulta significativamente la posibilidad de salir oportunamente en caso de una emergencia, los rociadores automáticos lo que dan es tiempo de salida, pues su función es controlar los incendios de tal manera que no crezcan, que no se propaguen, que no se genere demasiado humo, que no se pase para otros pisos y con esto se permite una evacuación oportuna en cualquier edifico. Posteriormente debe ingresar personal entrenado para confirmar la terminación del incendio o completar la extinción total con mangueras si es necesario.

Parte importante de la efectividad de los rociadores es conocer su funcionamiento, se debe entender que los rociadores no se abren todos al mismo tiempo, como muestran en las películas. Cada rociador es autónomo, independiente de los demás, independiente de los detectores de humo, e independiente de las personas, se abre por incremento del calor al punto de disparo para el cual fueron diseñados, que no es cualquier temperatura, es la temperatura que genera un incendio a nivel del techo, por lo tanto no se van a abrir por un conato de incendio, solo se activan los rociadores cuando hay un incendio debajo de ellos que genera la temperatura suficiente.

Es un dispositivo térmico, no requiere de suministro eléctrico, su sensibilidad depende de su configuración, por lo tanto, no se pueden pintar, no se pueden golpear, no se pueden utilizar como soporte o amarre de decoración, hay que respetarlos pues de su correcta condición se garantiza la seguridad de las personas al interior de un edificio.

Los rociadores tampoco se prueban en sitio, no se les debe organizar antorchas para validar su funcionamiento, porque una vez disparado se debe reemplazar por uno nuevo, por lo tanto el que se probó ya no estará. Además de que esta mala practica es un riesgo de incendio pues se está generando llama al interior de un edificio y esto puede salirse de control, y si se genera un incendio por estar probando los rociadores con fuego entonces las compañías de seguro no tienen por qué cubrir los daños pues esto es considerado una agravación del riesgo.

Los rociadores auténticos vienen contramarcados con un sello que da la garantía de que ese rociador funcionará correctamente el día que sea requerido, es un sello gravado en el deflector del rociador, que en nuestro medio es el sello UL, o el sello FM, sin al menos uno de esos sellos ese rociador no cuenta con ninguna garantía de que fue correctamente construido para activarse oportunamente. Adicionalmente se debe validar la autenticidad del sello, pues en el mercado se encuentran rociadores falsificados que son un riesgo para la protección de los edificios; la autenticidad del rociador se puede validar en las páginas www.ul.com o www.fmapprovals.com donde se encuentran las referencias de los fabricantes y de los modelos del rociador auténticos.

Reconociendo el valor de los rociadores automáticos, de su cuidado y de su necesidad obligatoria en todo tipo de edificaciones en Colombia, es importante aclarar que el principal objetivo de estos sistemas es salvar vidas y bienes, por ende a la hora de invertir en ellos se está protegiendo personas y bienes, además demuestra el nivel de responsabilidad y compromiso con la protección contra incendios y la seguridad humana.

La evolución de la protección contra incendios en Colombia

La evolución de la protección contra incendios en Colombia

La evolución de la protección contra incendios en Colombia

Por: Estefanía Maya Villegas

El riesgo de incendios va de la mano con el desarrollo de un país, a más construcciones, más probabilidades de incendios. Por tanto el incendio de 1973 en el edificio de Avianca en Bogotá fue el hito que demostró la ineficiencia de los protocolos para la prevención de incendios en Colombia. Murieron 4 personas y hubo 63 heridos.

En los años 80 empezaron a desarrollarse las grandes ciudades del país, en el caso de Medellín se construyó el Centro Coltejer el Edificio Vicente Uribe Rendón, el Edificio Banco Popular y el Edificio del Banco de la República. Estos inmuebles fueron de los primeros en contar con sistemas de protección contra incendios, pues la mayoría tenían una influencia internacional que requería de esos sistemas.

Sin embargo, aunque algunos edificios en el país ya contaban con sistemas de protección contra incendios no tenían sistemas de seguridad humana que se tratan de las salidas de emergencia, las escaleras de evacuación y la señalización y protocolos para que las personas puedan salir oportunamente en caso de un incendio. Es decir, en este punto aún falta evolución en el tema.

Como no ocurrieron grandes incendios durante un tiempo, el tema volvió al olvido. Solo se creo en 1998 la NSR-98 expedida por medio del Decreto 33 y como parte de la Ley 400 de 1997, que exigía o el sistema completo o extintores portátiles. La mayoría de las edificaciones por economía solo ubicaban los extintores, pero solo estos no son suficientes.

Hasta que en diciembre del 2007 ocurrió otro hito que marcaría la historia de la protección contra incendios en Colombia. Un globo ocasionó un incendio en las bodegas de los almacenes del Grupo Éxito en Envigado. De 55.000 metros cuadrados se quemaron 33.000, e implicó pérdidas de hasta 50 mil millones de pesos.

Por tanto, aunque todavía no se había profundizado en la norma que exige la protección contra incendios, las aseguradoras del país empezaron a requerirlo para cubrir a sus clientes. Hasta que en diciembre del 2010 se mejoró la norma y se creó la NSR 10 que en sus títulos J y K exige los requisitos de protección contra incendios en edificaciones nuevas o edificaciones vitales.

Sin embargo, aunque es de obligatorio cumplimiento, no hay una entidad que verifique su acatamiento. Solo algunos locales comerciales lo cumplen, pues desde el Código Nacional de Policía y Convivencia se exige el certificado de bomberos para obtener el permiso comercial.

Igualmente siguen siendo muchas edificaciones las que no cumplen, aún así, si ocurre un incendio y hay muertes o pérdidas materiales sí se inicia una investigación y pueden recibir demandas por no cumplir o no recibir la indemnización de las aseguradoras.

Por otro lado, el especialista en Administración de Riesgos y Seguros José Manuel Maya explica que estos sistemas requieren de una alta inversión, sin embargo, a la hora de ser requeridos pueden proteger mucho más: la vida de las personas y sus bienes.

“Los sistemas contra incendios son esos elementos que muchos consideran innecesarios, pero que, durante la atención de una emergencia, los añoran desesperadamente, por eso es mejor tenerlos sin necesidad de utilizarlos a perder el patrimonio o peor aún la vida de las personas por no tenerlos. Tristemente estamos a la espera de una catástrofe para reactivar el tema” agrega José Manuel.

Un caso reciente es el edificio Colors en Medellín donde en diciembre del 2019 falleció una persona y hubo 30 heridos por un incendio en un edificio residencial. En este caso el edificio contaba con un sistema de protección contra incendios que no funcionó en el momento de ser necesitado, además hay una falencia en la norma y es que no exige rociadores para edificios residenciales, siendo este uno de los mejores sistemas para controlar los incendios y evitar su rápida propagación.

Por tanto, entendiendo la importancia de la temática, la Universidad Pontificia Bolivariana en alianza con la empresa consultora Fire Marshal de Colombia presentan la Diplomatura en Sistemas de Protección contra Incendios. 119 horas que le permitirán a todos los profesionales del gremio profundizar y actualizarse en las exigencias y características de los sistemas de protección contra incendios. Para más información: https://www.upb.edu.co/es/formacioncontinua/sistemas-proteccion-incendios

Fundamentos de seguridad humana y protección contra incendios

Fundamentos de seguridad humana y protección contra incendios

Fundamentos de seguridad humana y protección contra incendios

Por: José Manuel Maya

SEGURIDAD HUMANA

El término de seguridad de las personas se asocia a dos conceptos diferentes, por un lado, lo que se conoce como seguridad física, es decir la protección frente a actos mal intencionados, como robos, atentados, aspectos relacionados con blindajes, defensa personal, entre otros (a lo se le dice security en inglés). Por otro lo que se conoce como seguridad humana, es la protección frente a actos súbitos e imprevistos, como incendios, evacuación de edificios por emergencias, señalización, entre otros (o sea safety en inglés). Los fundamentos presentados en este texto están completamente centrados en el concepto de seguridad humana y específicamente en la seguridad de las personas al interior de una edificación.

Independientemente del tipo de materiales de construcción que conforman un edificio o del sistema de protección contra incendios con que cuente, la mejor manera de proteger a las personas que están al interior de la edificación frente a un incendio o emergencia similar es que salgan a tiempo del establecimiento.

La evacuación oportuna y total de las personas es fundamental y por ende se debo contar con disponibilidad de salidas y medios para llegar a ellas.

La posibilidad de salir a tiempo se puede comprobar de dos maneras, esperar una emergencia para poder evacuar el edificio y verificar si los medios de salida son suficientes o si no lo son, como ha sucedido en repetidas ocasiones. La otra opción es aplicar los requerimientos de seguridad humana disponibles, escritos, probados y aprobados por muchas instituciones. Estos requerimientos se deben emplear preferiblemente en el diseño de la edificación y no después de construido el edificio, pues los costos serán muy distintos.

La protección de las personas al interior de una edificación es algo que ya está inventado, no es un arte oculto, es una serie de requerimientos que se deben aplicar durante el diseño y que son el resultado del análisis y estudio de muchos años y eventos, en los que se han presentado muertes de personas que durante un incendio o accidente similar no contaron con los medios de salida suficientes y adecuados.

Por ejemplo desde los años 40 se demostró que las puertas giratorias no son un medio de salida para emergencias. En el club nocturno, Coconut de la ciudad de Boston, soldados, sus familias y amigos compartían antes de salir a la guerra, pero se inició un incendio, todos empezaron a correr provocando una estampida de personas que intentaban salir a la vez por una puerta giratoria que, al ser empujada por todos lados, se bloqueó e impidió la salida de los ocupantes. Esta lección, que costó 492 vidas, nos enseñó que las puertas giratorias no son un medio de salida para las emergencias y que en caso de ser implementadas deben disponer de puertas de ala en ambos lados para ser usadas durante una emergencia. Lo más triste es que a pesar de haber pagado un precio tan alto, la historia se sigue repitiendo.

Estos casos se han analizado y por ende los criterios de protección aquí expuestos no entran en discusión, pues ya fueron considerados en otros espacios profesionales, reuniones e investigaciones de los diversos comités técnicos de instituciones que velan por el desarrollo de estos temas, como lo es la NFPA (National Fire Protection Association).

SALIDA AL EXTERIOR

Entre los fundamentos principales de la protección de las personas en una edificación está la salida al exterior. Lo único que se considera seguro en una emergencia dentro de una edificación es el exterior, la vía pública, y no una terraza, un patio interior, lobby u otro edificio. Cuando se diseñan los medios de salida se debe tener esto en cuenta.

En la documentación técnica, el concepto de medios de salida está conformado por tres componentes que se complementan entre sí, si uno falla, falla la protección de las personas:

1.    Acceso a la salida: aquella porción de un medio de egreso que conduce a una salida.

2.    Salida: aquella porción de un medio de egreso separada de los demás espacios del edificio, para proveer un recorrido protegido hacia la descarga de la salida.

3.    Descarga de la salida: aquella porción de un medio de egreso entre la terminación de una salida y la vía pública.

Esta condición puede convertirse en un dolor de cabeza para un arquitecto que está pensando en unas escaleras abierta en el medio del edificio que descargan en un lobby. Desde el punto de vista estético puede ser espectacular, pero desde el punto de vista de salida no aplica, y no significa que no se pueda hacer, claro que sí se puede hacer, pero no se puede considerar como una salida adecuada para emergencias. Además de esa escalera habrá que construir las que sean necesarias como salidas protegidas, una escalera abierta se convierte en la chimenea del edificio, por ahí subiría el humo, por lo tanto, el diseño de las escaleras protegidas también tiene que ser un criterio arquitectónico, pues son la garantía de que las personas puedan salir a través de unas escaleras que los protegen en caso de una emergencia, y ¿quién es el mayor responsable de que se tengan las condiciones seguras para una pronta y adecuada evacuación que el mismo arquitecto?

En el caso de unas escaleras cerradas, el acceso a la salida sería el recorrido en cada piso desde cualquier punto hasta la puerta de acceso a la escalera, que por su cerramiento, sería clasificada como lugar protegido, por lo tanto, el taco de escaleras hace parte de la salida. Y la descarga de la salida sería la descarga de la escalera, que debe ser a la vía pública. En el caso de un edificio que cuenta con escaleras abiertas al interior del edificio, sin puertas, el acceso a la salida, desde cualquier parte de un piso, debe incluir el recorrido en el interior de la escalera hasta estar afuera, en la vía pública, la salida sería en la calle.

 

DOS SALIDAS

Otro de los fundamentos es que se debería contar con dos salidas separadas de tal manera que una sea alternativa de la otra. Existen excepciones en las cuales se acepta una sola salida y esto está basado en el número de personas que frecuentan el edificio y en la altura de este, así como también pueden exigirse tres o cuatro salidas. Para la ubicación de las salidas, se debe utilizar el menos común de los sentidos, el sentido común, para lo cual primero debemos comprender lo que significa salida.

Se entiende por salida aquella porción de los medios de egreso que nos conducen al exterior y que en sí debe ser segura y protegida, es decir que esté separada del incendio, por puertas y muros, y que en su interior no se esté expuesto a otros riesgos. El sentido común nos enseña que las salidas deben ser una alternativa de la otra, que deben estar separadas, pues dos salidas contiguas no pueden ser consideradas independientes, se cuentan como una sola salida.

Esta necesidad de dos salidas se ha demostrado en muchos eventos, como son los incendios en discotecas, con salidas insuficientes para el número de personas, como ocurrió en la discoteca The Station en Rhode Island EE.UU, Cromañón Argentina, La Guajira Venezuela, Factory Ecuador, Utopía Perú, Kiss Brasil, donde se presentaron incendios y las personas, al intentar salir por una sola puerta, se atascaron y no lo lograron. Pasa más seguido de lo que creemos, pasa todos los años y ¿será que tenemos que esperar que pase en nuestro país o a alguien cercano para que nos preocupemos por el número y disposición de las salidas de emergencia?

Pero no solo ocurre en discotecas, más preocupante aún son los edificios altos, establecimientos que por criterio deberían contar por lo menos con dos escaleras de salida, cerradas (con puertas en cada piso) y no es exageración, pues si ocurre un incendio en algún piso y la única escalera no está cerrada, todo el humo ascenderá por el taco de la escalera y quedará inútil. Además si contamos con dos salidas y una es bloqueada por escombros o por el mismo incendio tenemos la otra como opción. Se imaginan los que viven en pisos altos ¿si se bloquea la única salida disponible, por donde saldrán en caso de una emergencia?

Esta condición de los edificios altos es una muestra de que no siempre se involucran los conceptos de seguridad humana para las construcciones, pues ¿cuántos edificios altos de nuestro entorno tienen una sola escalera y adicional está abierta?

NÚMERO DE SALIDAS

El número de salidas depende, como se ha indicado anteriormente, del número de personas, del área y de la actividad de la zona que se pretende evacuar. En términos generales se requieren más de dos salidas cuando:

1. Las ocupaciones con una carga de ocupantes de más de 500 pero no más de 1000 requieren por lo menos de 3 salidas.

2. Las ocupaciones con una carga de ocupantes de más de 1000 requieren por lo menos de 4 salidas.

Ya se indicó cuándo se requieren 2, 3 o 4 salidas, pero ¿cuándo es posible una única salida?

La posibilidad de requerir una única salida está permitida solo para algunas ocupaciones y está fundamentada en la corta distancia de recorrido hacia el exterior. Esta distancia de recorrido debe estar dentro de un límite de acuerdo con el tipo de ocupación.

 

PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS

La protección contra incendios es un concepto extraño para nuestro medio, puesto que la creencia general es que los incendios no existen, y que si se llegan a presentar es a otros, nunca a nosotros. Lo triste de esto es que el momento de arrepentimiento, de ser conscientes de que no somos inmunes a un incendio, es cuando ocurre, cuando no hay nada que hacer, cuando es demasiado tarde.

En caso de materializarse un incendio las pólizas de seguro contratadas con anterioridad probablemente cubrirán los daños materiales generados por el incendio, mientras que los sistemas de protección contra incendio tendrán una participación aún más importante puesto que contribuyen significativamente con la continuidad del negocio al salvar vidas y los puestos de trabajo.

La realidad nos ha mostrado que cuando ocurren estas tragedias de incendios a gran escala, es cuando muchos se preguntan ¿será que eso me podrá pasar a mí? y se activan los proyectos de protección contra incendio, especialmente a nivel industrial, pero es algo temporal, mientras las brasas están calientes, luego vuelve la amnesia y se sigue pensando: eso no me pasará a mí.

Las inversiones en sistemas de protección contra incendio son importantes, eso no es barato y especialmente cuando queremos hacer algo que realmente cumpla su función en el momento que sea requerido. Podríamos decir que este es el principal impedimento para estar realmente protegidos, o más triste aún, cuando se hacen inversiones con un gran esfuerzo y llegan otros, compañías de seguros, bomberos, consultores y dicen que eso no sirve, que nos robaron la platica. Esa es otra de las realidades del medio, que estamos llenos de encantadores de serpientes que se aprovechan de un momento de sensibilidad en el tema de protección y por hacer el negocio y pensando que nunca llegará el momento de comprobar la efectividad de su sistema, lo hacen mal, casos de esos hay muchos.

Para hacer una buena inversión en sistemas de protección contra incendio se deben tener claros los siguientes criterios:

1.    Creer en los sistemas de protección, aceptar que son necesarios e importantes. Sin este criterio cualquier tipo de inversión que se haga está condenada al fracaso.

2.    Conocer su funcionamiento, saber cuáles son sus principios, cuáles serían las posibles causas de fallos, no depender siempre de terceros para su correcta operación.

3.    Inspección, pruebas y mantenimiento. Fundamental para poder contar con el sistema en el momento de la verdad, en el incendio.

Si no se cumplen estos tres criterios entonces son sistemas de protección contra incendio probablemente con una vida útil muy corta.

PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN

Las protecciones contra incendio son como las pólizas de salud, no sabemos de su importancia hasta que las necesitamos, hasta que nos tienen que hospitalizar. Cuando contamos con una póliza de salud y nos hospitalizan, agradecemos la posibilidad de haberla podido pagar, de tener las comodidades y atención más adecuada y humana, de tener los mejores especialistas a nuestro alcance, pero hay ocasiones en las que adquirimos una póliza de salud, no por nosotros mismo, pues nos consideramos unos robles, lo hacemos por nuestros seres queridos, como nuestros hijos. Con las protecciones contra incendio pasa algo similar, las debemos tener, pero lo mejor sería no tener que utilizarlas, sin embargo, en el caso de presentarse un gran incendio agradecemos tenerlas y especialmente las protecciones automáticas, las que no requieren de intervención de personas las que por sí solas se activan y controlan la emergencia, pues ahí ponemos a menos personas en riesgo.

Estas protecciones actúan cuando se da el evento, controlan el incendio en caso de materializarse. Cuando el sistema es manual, necesita la disponibilidad de personas que lo sepan activar, aplicar, controlar, minimizando así las consecuencias. Se estima que sin ningún tipo de protección la perdida máxima probable por un incendio es del 100%. Con una buena y adecuada protección contra incendio los daños se disminuyen significativamente del orden de 10 o 15%, eso es importante. Por lo tanto, junto con la pregunta de cuánto vale la implementación de un sistema contra incendio bueno y adecuado debemos igualmente preguntar cuánto vale lo que se pretende proteger.

Sabemos que las protecciones las debemos tener, pero si no las tenemos que utilizar sería mejor, esto es posible a través de la prevención. Prevención es todo lo que podamos hacer para evitar los incendios, para que no se materialicen, un extintor portátil no me evita los incendios, controla los daños, pero una buena instalación eléctrica sí evita incendios, el orden y el aseo evita incendios, unas buenas prácticas de almacenamiento evitan incendios.

En conclusión, la prevención controla la posibilidad o frecuencia de los incendios y la protección controla la severidad o gravedad de estos. Prevención es todo lo que podemos hacer antes de un incendio y protección lo que debemos hacer después de un incendio. Ambos se complementan, el uno no puede existir sin el otro.

PROTECCIÓN

Como se indicó anteriormente la protección son los medios que se pueden utilizar para disminuir las consecuencias o pérdidas ocasionadas por un incendio, pero no evitan el incendio en sí. Como un extintor, el tenerlo no evita un incendio, pero en caso de presentarse si se utiliza oportunamente los daños serán considerablemente menores.

Específicamente para que cualquier medio de protección sea efectivo se deben cumplir los siguientes parámetros, los cuales se aplican para efectos de compresión a un extintor portátil, pero igualmente se pueden aplicar a cualquier otro medio de protección:

1.    Tenerlo (si no se tiene un extintor, obviamente no se puede disponer de él).

2.    Que esté en condiciones de operación (cargado y en buen estado).

3.    De fácil acceso (que no esté obstaculizado el acceso a él por cualquier otro elemento).

4.    Que sea el agente extintor adecuado (que aplique para el tipo de incendio que se pretende controlar).

5.    Que se disponga de personal con el entrenamiento adecuado.

El cumplimiento de estos 5 parámetros se debe verificar periódicamente y no esperar hasta el día de la emergencia para evidenciar que falta alguno de ellos, todos son igualmente necesarios para un óptimo desempeño del equipo.

Si repasamos estos parámetros en un edifico de apartamentos protegido únicamente con conexiones de manguera sería preocupante, pues no cuentan con el personal entrenado ni con otras alternativas para las personas que corren riesgo. Preocuparnos de este tipo de situaciones nos permite reaccionar y hacer algo al respecto, es una oportunidad para que reconozcamos las deficiencias y hagamos las correcciones antes de que se presente una tragedia.

Pruebas de aceptación

Pruebas de aceptación

Pruebas de Aceptación a Sistemas de Protección contra Incendios

Las pruebas de aceptación tienen como función aprobar los sistemas de protección contra incendios y evaluar que correspondan con el diseño.

A través de esta capacitación podrá conocer dichas pruebas a partir de las normas que aplican en el diseño de los sistemas: rociadores NFPA 13, conexiones de mangueras NFPA 14 y bombas contra incendios NFPA 20.

Las pruebas de aceptación tienen como función aprobar los sistemas de protección contra incendios y evaluar que correspondan con el diseño.

A través de esta capacitación podrá conocer dichas pruebas a partir de las normas que aplican en el diseño de los sistemas: rociadores NFPA 13, conexiones de mangueras NFPA 14 y bombas contra incendios NFPA 20.

Con José Manuel Maya como conferencista. Profesional con veintidós años de experiencia en el área de ingeniería de riesgos con énfasis en seguridad contra incendio. 

El video de la capacitación tiene una duración de 4 horas y se comparte a través de Drive.

La capacitación tiene un valor de $190.400 IVA incluido.

Incluye:
Grabación de la videoconferencia.
Memorias digitales.
Certificado digital.
Comunicación a través de correo electrónico con el conferencista para resolver dudas.

Contacto:

Rociadores

Rociadores

Rociadores basado en la NFPA 13

Los sistemas de rociadores automáticos son considerados como los sistemas más efectivos para salvar vidas y proteger los contenidos en las edificaciones en caso de presentarse incendios. Su efectividad está necesariamente relacionada con una buena selección e instalación, pues se debe asignar un presupuesto alto para su implementación.

Esta capacitación va enfocada a reconocer las buenas prácticas de diseño e instalación de los sistemas de rociadores automáticos para así tener argumentos técnicos en la inspección de este tipo de proyectos y poder garantizar su correcto desempeño en el momento de ser requeridos.

Con Francisco Unda como conferencista, ingeniero con más de 25 años de experiencia.

El video de la capacitación tiene una duración de 8 horas y se comparte a través de Drive.

La capacitación tiene un valor de $297.500 IVA incluido

Incluye:
Grabación de la videoconferencia.
Memorias digitales.
Certificado digital.
Comunicación a través de correo electrónico con el conferencista para resolver dudas.

Contacto:

NFPA 25

NFPA 25

Inspección, pruebas y mantenimiento de los sistemas de protección contra incendios basado en la NFPA 25

El objetivo de esta capacitación es identificar las actividades y frecuencias mínimas de inspección, pruebas y mantenimiento en los sistemas de protección contra incendio y garantizar su buen desempeño en el momento de ser requeridos. Basándonos en la NFPA 25.

Con José Manuel Maya como conferencista. Profesional con veintidós años de experiencia en el área de ingeniería de riesgos con énfasis en seguridad contra incendio.

El video de la capacitación tiene una duración de 8 horas y se comparte a través de Drive.

La capacitación tiene un costo de: $297.500 IVA incluido.

Incluye:
Grabación de la videoconferencia.
Memorias digitales.
Certificado digital.
Comunicación a través de correo electrónico con el conferencista para resolver dudas.

Contacto: