Los rociadores automáticos salvan vidas
Por: José Manuel Maya
La seguridad de las personas al interior de una edificación, en caso de presentarse alguna emergencia, está fundamentada en la posibilidad de salir oportunamente de la construcción, condición que es relativamente fácil para establecimientos de uno y tal vez dos pisos, donde cualquier puerta, ventana o balcón se convierte en un medio de salida en caso de una emergencia.
En la medida que nuestras viviendas, lugares de trabajo y demás edificaciones van ascendiendo en número de pisos, las condiciones de salida oportuna ya no son tan evidentes, sin embargo, es posible generar edificios altos seguros considerando que a mayor altura se necesitarán mayores especificaciones para poderlos hacer seguros.
Se cuenta con una condición fundamental de seguridad en estos edificios altos y es disponer de dos salidas, es decir, dos escaleras, siempre se debe tener disponible una alternativa de salida por si la otra se bloquea. Un edifico que cuente con una sola escalera no se considera como un lugar seguro, pues si esta única escalera se bloque por humo, o porque está involucrada en el incendio, entonces ya no se dispone de otro medio de salida. Esta situación de disponer de una sola escalera se identifica en la gran mayoría de edificios de nuestro país, especialmente en los que tiene más de diez años, antes de que entrara en vigor nuestra actual norma NSR-10 donde se indica la obligatoriedad de contar con dos tacos de escaleras.
Cualquier escalera no califica necesariamente como “salida”, desde el punto de vista técnico se entiende como “salida” un medio “seguro” de evacuación, como puede ser una escalera, pero cerrada al edificio, es decir, que no permita el ingreso de humo ni de fuego al interior de la escalera, para que no se bloquee por el fenómeno de chimenea, puesto que por la condición de construcción de las escaleras, se convierten en las chimeneas de los incendios si no están cerradas al edificio. Una escalera pude estar abierta en el exterior, pero cerrada en su contacto con el edificio para que no entre el humo, por lo tanto, una escalera de salida debe siempre contar con puertas en cada piso, y cerradas, si se dejan las puertas abiertas durante una emergencia, el humo entrará a la escalera y no permitirá su uso para salvar personas. Y si la escalera está interna en el edificio debe estar cerrada por todos sus costados, sin ventanas al interior y con puerta con cierre automático. (gato hidráulico).
La condición de mantener las puertas cerradas salva vidas, ya se han presentado casos en nuestro país donde las escaleras no estaban cerradas, por tener puerta bloqueadas o mal ajustadas y el humo ingresa al taco de escaleras dejándolo viajar hasta algunos pisos afectando lugares ocupados por personas que no les queda oportunidad de salir.
El asunto de las escaleras está definido como la condición básica, pero igualmente existe otra condición diseñada para salvar vidas, los rociadores automáticos, y la historia lo ha demostrado, pues nunca se ha presentado casos de muertes múltiples en edificios protegidos con rociadores automáticos, por lo tanto, cualquier edificio que cuente con rociadores automáticos, bien diseñados, instalados y correctamente mantenidos, no presentará muertes por un incendio. Si fuéramos consientes de la condición de seguridad que significa tener rociadores en los edificios se deberían implementar sistemas de rociadores automáticos en todos los edificios, y nuestra legislación (NSR-10) los exige, para los edificios altos, pero tristemente exceptúa de este requerimiento a los edificios de apartamentos, como si estos no fueran los más importantes, pues es donde está la familia.
Revisemos cada uno de los aspectos de un sistema de rociadores:
1. Los rociadores automáticos salvan vidas, y frente a este argumento el tema “alto costo” debe ser revaluado, pues ¿qué hay más valioso que la vida?
2. Deben estar bien diseñados e instalados, condición fundamental para que cumplan cabalmente su cometido. Por lo que no se puede dejar la selección de unos buenos proveedores al costo como único consejero, claramente el menor costo es contrario al buen desempeño.
Esta misma situación depende, además de una buena selección de proveedores, de hacer una correcta supervisión técnica de los trabajos, una validación y aprobación por un tercero, que no tenga ningún compromiso en marcas o en trabajos similares al de los proveedores para dar su concepto siempre desde el punto de vista técnico como garante de que las cosas se hacen bien.
3. Deben estar bien mantenido, una responsabilidad completamente del usuario final, quien puede delegar las tareas necesarias para el mantenimiento de los sistemas contra incendio en otro proveedor especialista en ese tema, pero no delega la responsabilidad por velar que sí se esté haciendo un buen trabajo y de que el sistema está en todo momento disponible para atender una emergencia.
4. Puesto que la condición de altura en los edificios dificulta significativamente la posibilidad de salir oportunamente en caso de una emergencia, los rociadores automáticos lo que dan es tiempo de salida, pues su función es controlar los incendios de tal manera que no crezcan, que no se propaguen, que no se genere demasiado humo, que no se pase para otros pisos y con esto se permite una evacuación oportuna en cualquier edifico. Posteriormente debe ingresar personal entrenado para confirmar la terminación del incendio o completar la extinción total con mangueras si es necesario.
Parte importante de la efectividad de los rociadores es conocer su funcionamiento, se debe entender que los rociadores no se abren todos al mismo tiempo, como muestran en las películas. Cada rociador es autónomo, independiente de los demás, independiente de los detectores de humo, e independiente de las personas, se abre por incremento del calor al punto de disparo para el cual fueron diseñados, que no es cualquier temperatura, es la temperatura que genera un incendio a nivel del techo, por lo tanto no se van a abrir por un conato de incendio, solo se activan los rociadores cuando hay un incendio debajo de ellos que genera la temperatura suficiente.
Es un dispositivo térmico, no requiere de suministro eléctrico, su sensibilidad depende de su configuración, por lo tanto, no se pueden pintar, no se pueden golpear, no se pueden utilizar como soporte o amarre de decoración, hay que respetarlos pues de su correcta condición se garantiza la seguridad de las personas al interior de un edificio.
Los rociadores tampoco se prueban en sitio, no se les debe organizar antorchas para validar su funcionamiento, porque una vez disparado se debe reemplazar por uno nuevo, por lo tanto el que se probó ya no estará. Además de que esta mala practica es un riesgo de incendio pues se está generando llama al interior de un edificio y esto puede salirse de control, y si se genera un incendio por estar probando los rociadores con fuego entonces las compañías de seguro no tienen por qué cubrir los daños pues esto es considerado una agravación del riesgo.
Los rociadores auténticos vienen contramarcados con un sello que da la garantía de que ese rociador funcionará correctamente el día que sea requerido, es un sello gravado en el deflector del rociador, que en nuestro medio es el sello UL, o el sello FM, sin al menos uno de esos sellos ese rociador no cuenta con ninguna garantía de que fue correctamente construido para activarse oportunamente. Adicionalmente se debe validar la autenticidad del sello, pues en el mercado se encuentran rociadores falsificados que son un riesgo para la protección de los edificios; la autenticidad del rociador se puede validar en las páginas www.ul.com o www.fmapprovals.com donde se encuentran las referencias de los fabricantes y de los modelos del rociador auténticos.
Reconociendo el valor de los rociadores automáticos, de su cuidado y de su necesidad obligatoria en todo tipo de edificaciones en Colombia, es importante aclarar que el principal objetivo de estos sistemas es salvar vidas y bienes, por ende a la hora de invertir en ellos se está protegiendo personas y bienes, además demuestra el nivel de responsabilidad y compromiso con la protección contra incendios y la seguridad humana.