Seguridad humana y protección contra incendios en Colombia, NSR 10 títulos J & K
Por: José Manuel Maya
Una condición particular que todo arquitecto o ingeniero debe tener presente durante el diseño o construcción de una edificación es la seguridad de las personas al interior de esta, y con qué medios de protección se cuenta en caso de presentarse una emergencia. En particular, el medio primario, fundamental, para la seguridad de las personas al interior de una edificación es poder salir oportunamente en una emergencia, y específicamente cuando se presenta un incendio. La seguridad de las personas frente a este tipo de emergencia se fundamenta en poder salir de la edificación (llámese casa, colegio, teatro, iglesia, oficinas) y dejar el control del incendio a los medios disponibles o al personal entrenado para ello.
Esta situación es relativamente fácil de resolver para edificaciones de un piso e incluso, de dos; toda puerta o ventana servirá como medio de salida. Sin embargo, a medida que se construye con más altura las condiciones de salida se van complicando. La tendencia ha sido contar con un solo medio de acceso a los diferentes niveles de la edificación, lo que significa un solo medio de egreso o salida. Y si en una eventualidad o emergencia se encuentra incluido el único medio de salida, las opciones disponibles de salir no son muchas.
La historia nos ha dado muchos ejemplos de edificaciones incendiadas con insuficientes medios de salida. Podríamos aquí hacer un amplio recuento de todo tipo de edificaciones que se han visto involucradas en estas emergencias, y en las cuales los medios de salida no han sido suficientes para las personas que han estado en su interior. Son lamentables las consecuencias en la pérdida de vidas humanas. No se trata sólo de una o dos las víctimas mortales; en muchas ocasiones son cientos de personas las que han muerto en esos incendios.
Es un precio muy alto que ya han pagado otros. No tiene sentido repetir la historia y volver a pagar el precio de algo que ya debemos haber aprendido. Las grandes catástrofes dejan enseñanzas y condiciones de mejoras, que son evaluadas por expertos en el tema, para ser plasmadas en los diseños y ejecutadas en los procesos constructivos de las edificaciones, para que no vuelvan a suceder.
No es exagerar, como dicen algunos. Se trata de mejorar las condiciones para garantizar la vida humana. Y esto se logra cuando las personas pueden salir fácilmente de las edificaciones en el momento de una emergencia.
“Las grandes catástrofes dejan enseñanzas y condiciones de mejoras, que son evaluadas por expertos en el tema, para ser plasmadas en los diseños y ejecutadas en los procesos constructivos de las edificaciones, para que no vuelvan a suceder”.
La tecnología de protección de las personas al interior de las edificaciones ya existe. Es posible construir grandes edificios seguros, desde que se sigan los requerimientos indicados en las normas respectivas. Como dicen los ingenieros de protección contra incendio: son normas y códigos escritos con sangre –basados en las muertes de miles de personas–, con el análisis de en qué se falló y cómo se puede mejorar para que esto no vuelva a suceder.
Historias que han demostrado que las puertas circulares no son un medio de salida, que los ascensores no son adecuados para salvar personas, que la terraza no es un medio de salida, que el sótano no es un lugar seguro. Algo tan simple como saber que la condición básica de protección de personas al interior de una edificación es contar con dos medios de salida; y si uno falla, queda el otro. Y estos medios de salida deben ser seguros; es decir, no los puede afectar el incendio, no les puede entrar el humo; y que las personas que están más arriba del lugar donde ocurrió el incendio puedan salir por estas escaleras, sin exponer su vida. Por lo tanto, deben ser escaleras cerradas hacia el edificio, que estén protegidas.
En Colombia también han ocurrido grandes catástrofes. El incendio del edificio de Avianca (1973), las pérdidas de las plazas de mercados en muchos municipios, grandes bodegas, estaciones de almacenamiento de combustible. Incluso, hay historiadores que aseguran que muchos parques principales de nuestras ciudades han sido remodelados tras grandes incendios.
La historia de Colombia sobre seguridad humana se divide en dos: antes y después de 2010, cuando se establece la obligatoriedad del cumplimiento de la Norma Sismo Resistente, NSR-10, en la cual se incluyen dos títulos, J y K, que fijan los requerimientos obligatorios para construir edificaciones seguras.
Antes de 2010 no existía prácticamente nada. La ley indicaba que toda edificación debía contar con rociadores automáticos y/o extintores portátiles, es decir se ponían los rociadores al mismo nivel de los extintores, siendo ambos elementos de seguridad importantes, pero para cosas muy distintas. Por lo tanto, con implementar extintores portátiles ya estábamos cumpliendo los requerimientos legales. La NSR-10, mal que bien, nos tiene hablando de seguridad para las personas.
Una norma reconocida por algunos y despreciada por muchos, no solo en la actividad de la construcción, sino que también en el sector de la seguridad contra incendio, porque apareció en medio de las normas ya inventadas, aprobadas, verificadas en muchos eventos en los cuales han sido efectivas.
Pero como en Colombia nos gusta reinventar lo ya inventado, contamos con esta norma que solo existe aquí, que tiene sus falencias, pero la realidad es que en el fondo logra el objetivo: proteger a las personas al interior de las edificaciones. Mientras no exista otra norma de obligatorio cumplimiento es la que debemos seguir y cumplir. Así se garantizan mejores condiciones para proteger a las personas frente a las emergencias ocasionadas por incendios, sin tener que esperar la ocurrencia de esas catástrofes para preguntarnos qué podríamos haber hecho mejor.